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LOS ORÍGENES
 
  Un paseo por la década
‘le figaro’
Nieves caballero
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El eco de la importancia de El Norte de Castilla llega hasta Francia y el prestigioso diario del país vecino solicita un intercambio de ejemplares con el periódico vallisoletano
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Carta a ‘le figaro’. Reproducción de la carta que Sebastián Díez Salcedo envió al director del diario galo.

 

 

 

 

 

Información de los mercados. Las primeras planas del martes 5 de febrero y del martes 2 de abril de 1878, en las que se recoge el parte comercial.

 

 

 

 

 

LA EMPRESA

Sede social
Se mantiene en esta década en el número 1 de la calle Angustias, lugar que ocupa en la actualidad el Teatro Calderón.

Propietarios
Siguen siendo los dueños el impresor Agapito Zapatero y el librero Luis Nazario de Gaviria.

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Durante esta década, El Norte de Castilla acentúa cada vez más su valores noticiosos, sobre todo en relación a los mercados, y se convierte en el auténtico eco de los intereses de la burguesía harinera. La tirada comienza a crecer de forma importante y continuada. Como prueba de su pujanza, el diario aprovecha la certificación oficial de los derechos de timbre –una especie de precedente de la Oficina de Justificación de Difusión (OJD)– para demostrar el lugar que ocupa en la prensa local. Para ello, el 3 de febrero de 1886 inserta una noticia en la que asegura que el periódico ha abonado 246,60 pesetas por derechos de timbre durante el mes de mayo, frente a los pagos de ‘La Libertad’ (60,30 pesetas), ‘La Crónica’ (48,60) y ‘El Eco’ (45,30 pesetas). Años después, ‘La Libertad’ pasará a ser refundido en El Norte de Castilla. La sede social del diario se mantiene en el número 1 de la calle Angustias –un solar ocupado en la actualidad por el Teatro Calderón– y sus propietarios eran todavía el impresor Agapito Zapatero y el librero Luis Nazario de Gaviria.
Por aquellos años, el diario publicaba reseñas muy completas de las exposiciones provinciales y regionales de productos castellanos y su información mercantil sobre el denominado granero de España comenzaba a adquirir un sólido prestigio. A finales de 1877, la capital vallisoletana cuenta con 54.979 habitantes y el eco de la importancia de El Norte de Castilla llega hasta Francia. El director de ‘Le Figaro’ pide a través de una carta al responsable del diario un cambio de ejemplares. Aunque no existe rastro de la comunicación del francés, sí se conserva la respuesta de Sebastián Díez Salcedo, en la que este se manifiesta muy honrado en corresponder a sus deseos. Fue en el año de la Exposición Internacional de París de 1878. El profesor José Altabella se pregunta si el objetivo no era en realidad sondear a los responsables del diario para comprobar si estaban dispuestos a participar en dicho evento, ya que acudían otros periódicos españoles y extranjeros, además de una treintena de industriales vallisoletanos.
Asimismo, el director de El Norte de Castilla cumplimenta un estadillo que le había solicitado el director de ‘Le Figaro’ y en el que se recogen datos interesantes sobre el periódico vallisoletano. Díez Salcedo detalla al director del diario galo que el periódico vallisoletano se fundó en 1854 y que su color político es independiente. Además, se dice que hace dos ediciones, una para la capital, que era de 1.520 ejemplares a 31 de diciembre de 1877, y otra para la península, ultramar y extranjero, que tiraba 4.243 diarios. Díez Salcedo también señala que el 30 de junio de 1878 la tirada de la capital era de 1.636 ejemplares y la de la segunda edición, de 4.980. José Altabella explica que encontró las cartas remitidas por El Norte de Castilla a ‘Le Figaro’ en una librería de anticuario de París.

Intercambio de ejemplares
En la mencionada carta, Sebastián Díez Salcedo señala: «Muy señor mío y colega de mi distinguida consideración: Tengo el honor de devolverle cubierto el estado que mandaba con su estimada carta del 23 anterior, y estimaría que él sirviese para la formación del trabajo encomendado a los señores Ribeyre y Escudier. El Norte de Castilla, por su parte, se considera muy honrado en corresponder sinceramente a los deseos que V. me manifiesta en la citada, y su Director tiene la complacencia de ofrecerse de V. affmo. s. s. q. b. s. m. Sebastián Díez Salgado. P. O. García, Admor. P. B. En este instante recibo su apreciable carta a la que contestaré detenidamente mientras que, desde esta fecha, ordeno el cambio que pide V. con El Norte de Castilla por esa estimada publicación.»
Una tirada diaria en torno a los ciento cincuenta mil ejemplares –con ocho planas– que lanzaba entonces ‘Le Figaro’ demuestra la importancia que ya tenía el diario galo en aquella época. Fueron esos unos años en los que colaboraron en las páginas del rotativo escritores de la talla de Alejandro Dumas o Emilio Zola.

 

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