Durante
esta década, El Norte de Castilla
acentúa cada vez más su
valores noticiosos, sobre todo en relación
a los mercados, y se convierte en el auténtico
eco de los intereses de la burguesía
harinera. La tirada comienza a crecer
de forma importante y continuada. Como
prueba de su pujanza, el diario aprovecha
la certificación oficial de los
derechos de timbre –una especie
de precedente de la Oficina de Justificación
de Difusión (OJD)– para demostrar
el lugar que ocupa en la prensa local.
Para ello, el 3 de febrero de 1886 inserta
una noticia en la que asegura que el periódico
ha abonado 246,60 pesetas por derechos
de timbre durante el mes de mayo, frente
a los pagos de ‘La Libertad’
(60,30 pesetas), ‘La Crónica’
(48,60) y ‘El Eco’ (45,30
pesetas). Años después,
‘La Libertad’ pasará
a ser refundido en El Norte de Castilla.
La sede social del diario se mantiene
en el número 1 de la calle Angustias
–un solar ocupado en la actualidad
por el Teatro Calderón– y
sus propietarios eran todavía el
impresor Agapito Zapatero y el librero
Luis Nazario de Gaviria.
Por aquellos años, el diario publicaba
reseñas muy completas de las exposiciones
provinciales y regionales de productos
castellanos y su información mercantil
sobre el denominado granero de España
comenzaba a adquirir un sólido
prestigio. A finales de 1877, la capital
vallisoletana cuenta con 54.979 habitantes
y el eco de la importancia de El Norte
de Castilla llega hasta Francia. El director
de ‘Le Figaro’ pide a través
de una carta al responsable del diario
un cambio de ejemplares. Aunque no existe
rastro de la comunicación del francés,
sí se conserva la respuesta de
Sebastián Díez Salcedo,
en la que este se manifiesta muy honrado
en corresponder a sus deseos. Fue en el
año de la Exposición Internacional
de París de 1878. El profesor José
Altabella se pregunta si el objetivo no
era en realidad sondear a los responsables
del diario para comprobar si estaban dispuestos
a participar en dicho evento, ya que acudían
otros periódicos españoles
y extranjeros, además de una treintena
de industriales vallisoletanos.
Asimismo, el director de El Norte de Castilla
cumplimenta un estadillo que le había
solicitado el director de ‘Le Figaro’
y en el que se recogen datos interesantes
sobre el periódico vallisoletano.
Díez Salcedo detalla al director
del diario galo que el periódico
vallisoletano se fundó en 1854
y que su color político es independiente.
Además, se dice que hace dos ediciones,
una para la capital, que era de 1.520
ejemplares a 31 de diciembre de 1877,
y otra para la península, ultramar
y extranjero, que tiraba 4.243 diarios.
Díez Salcedo también señala
que el 30 de junio de 1878 la tirada de
la capital era de 1.636 ejemplares y la
de la segunda edición, de 4.980.
José Altabella explica que encontró
las cartas remitidas por El Norte de Castilla
a ‘Le Figaro’ en una librería
de anticuario de París.
Intercambio de
ejemplares
En la mencionada carta, Sebastián
Díez Salcedo señala: «Muy
señor mío y colega de mi
distinguida consideración: Tengo
el honor de devolverle cubierto el estado
que mandaba con su estimada carta del
23 anterior, y estimaría que él
sirviese para la formación del
trabajo encomendado a los señores
Ribeyre y Escudier. El Norte de Castilla,
por su parte, se considera muy honrado
en corresponder sinceramente a los deseos
que V. me manifiesta en la citada, y su
Director tiene la complacencia de ofrecerse
de V. affmo. s. s. q. b. s. m. Sebastián
Díez Salgado. P. O. García,
Admor. P. B. En este instante recibo su
apreciable carta a la que contestaré
detenidamente mientras que, desde esta
fecha, ordeno el cambio que pide V. con
El Norte de Castilla por esa estimada
publicación.»
Una tirada diaria en torno a los ciento
cincuenta mil ejemplares –con ocho
planas– que lanzaba entonces ‘Le
Figaro’ demuestra la importancia
que ya tenía el diario galo en
aquella época. Fueron esos unos
años en los que colaboraron en
las páginas del rotativo escritores
de la talla de Alejandro Dumas o Emilio
Zola.
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