150 años de noticias
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150 años de noticias
El Pinar de Antequera ya había sido protagonista de una tragedia semejante en septiembre de 1940, cuando el polvorín estalló por primera vez y la censura minimizó el hecho. Diez años después, la prensa tiene posibilidades de contarlo, aunque con control.
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«La explosión de ayer en el Pinar de Antequera»
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14|06|1950 Explosión en el Pinar de Antequera
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Valladolid. Miércoles, 14
«En las primeras horas de la mañana de ayer, por causas desconocidas, aunque al parecer debidas a algún motivo prácticamente imprevisible, hubo que lamentar la explosión de un polvorín militar situado en el Pinar de Antequera.
Aunque los daños materiales producidos en las instalaciones militares son de consideración, las desgracias personales, sin dejar de ser muy lamentables han sido mínimas en relación con lo ocurrido con motivo de accidentes similares en otras poblaciones y en la misma ciudad de Valladolid, donde todos recordamos análogo accidente ocurrido el año 1940 en que se elevó el número de muertos a más de un centenar, mientras que ahora tan sólo se cifra el número de víctimas en cinco muertos (una señora y cuatro soldados) y setenta y dos heridos, de los cuales tan sólo dos de gravedad, y los restantes leves, habiéndose comunicado directamente a las familias de los fallecidos y heridos graves la noticia, por lo que todas aquellas personas que no han recibido especial aviso pueden estar completamente tranquilas.
Las medidas tomadas por las autoridades militares desde los primeros momentos han contribuido a disminuir sensiblemente el número de desgracias, influyendo también en ello la misma construcción del polvorín que, por ser subterráneo, ha aminorado grandemente los efectos de la explosión, dirigiendo la onda explosiva en sentido ascensional.
Desde los primeros momentos se personaron en el lugar del suceso todas las autoridades, tanto militares como civiles, así como los distintos servicios de incendios, equipos médicos de la Facultad de Medicina ‘18 de julio’, Jefatura de Sanidad, etc., si bien, dada la relativamente reducida importancia del siniestro no fue necesario su empleo.
Tanto por el señor gobernador civil, como por el señor alcalde-presidente del Ayuntamiento de Valladolid ha sido girada visita al vecindario del Pinar, donde sólo hubo que lamentar la muerte de una señora, a quien alcanzó una piedra en el momento en que salía de su domicilio. [...]
También acudieron numerosos curiosos en diversos medios de locomoción, pero éstos no pudieron lograr su objeto porque los servicios de vigilancia del Ejército y de la Guardia Civil impedían el paso algunos metros más allá de los cuarteles de Veterinaria.
Una hora después de ocurrida la explosión se veían a ambos lados de la carretera numerosos árboles desgajados por las piedras, algunas de gran tamaño, que cayeron con verdadera violencia después de ser lanzadas a considerable altura y distancia.
Algunas de estas ocasionaron desperfectos en los hoteles particulares del Pinar, siendo uno de los más perjudicados el destinado a la escuela nacional, cuyo interior aparecía en confuso desorden y con evidentes señales en la techumbre y en las paredes de los efectos de la onda explosiva y de las piedras. De haber ocurrido la explosión algo más tarde es indudable que los pequeños escolares hubieran resultado heridos de consideración.
Una piedra, de peso aproximado de diez y seis kilogramos alcanzó a Hilaria Calvo, de 36 años, que, llevando en sus brazos a una niña de once meses salía de su casa. La infortunada mujer resultó muerta y la niña fue despedida y solamente se le apreciaban erosiones.
En alguna casa la techumbre se derrumbó y fue milagroso que no alcanzase a sus habitantes.» [...]

 

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