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Juan Quintana,
en una entrevista concedida a Punto Radio el pasado
mes de diciembre. / EL NORTE |
Rosa Masegosa / Valladolid
Juan Quintana, colaborador de EL
NORTE DE CASTILLA especializado en información
agraria, participa mañana a partir de las 20.00
horas con su ponencia 'El sector agrario en Castilla
y León. Del intervencionismo europeo al mercado
global', en el ciclo 'Conferencias 150 aniversario',
que organiza este periódico en la sala de exposiciones
Las Francesas -ubicada en la calle Santiago de la capital
vallisoletana- con la colaboración de Caja de
Burgos.
-¿El título de su conferencia
denota cierto pesimismo sobre el futuro del sector agrario
en Castilla y León?
-Más que el título, lo que es pesimista
es el futuro del campo en Castilla y León y en
España en general. En la actualidad estamos evolucionando
desde un mercado muy controlado, que ha dado lugar a
una política agraria muy subsidiada y que ha
permitido un desarrollo muy potente del sector agrario.
Sin embargo, ahora los ejes mundiales del comercio pretenden
liberalizar el mercado. Teóricamente no deberíamos
ser pesimistas ya que una liberalización del
mercado no tiene por qué ir mal, pero en la práctica
sí lo somos puesto que la agricultura, porque
tiene particularidades especiales, debe estar protegida.
En Castilla y León, como en cualquier región
-pero más en esta que es eminentemente agraria-,
la preocupación es algo mayor.
-¿Está preparado el campo regional
para afrontar ese mercado global del que habla?
-Yo creo que ningún mercado agrario, a nivel
general, está preparado para esa globalización.
Ahora bien, también es cierto que una buena parte
del mercado agrario de Castilla y León está
muy avanzado tecnológicamente y es muy competitivo.
En este sentido, estaría perfectamente preparado.
El problema que hay es que va a empezar a competir con
una serie de países donde el coste de producción
es mucho más barato. Y eso no se produce porque
nosotros lo tengamos muy caro, sino porque al sector
productor se le han impuesto una serie de normas de
calidad y seguridad que son muy costosas y que muchísimos
países del mundo ni siquiera tienen. Por lo tanto,
por muy preparados que estemos, si los costes de producción
son muy caros porque queremos una calidad determinada,
nos va a resultar muy difícil competir.
-En cualquier caso, ¿cuál cree
que serían los puntos fuertes del sector agrario
castellano y leonés y cuáles sus debilidades?
-Dentro de las debilidades, se encuentra el que Castilla
y León se ha especializado en unos sectores que
a nivel mundial están muy generalizados, como
es el cereal o la producción de leche. Quizá
luego tiene otros sectores, como el vino, que al ser
mucho más especializados tienen un valor diferencial
a nivel internacional. Creo que tecnológicamente
y a nivel profesional el sector agrario de Castilla
y León está perfectamente preparado y
que lo que le falta es esa diferenciación de
productos que hoy en día, dentro de un mercado
global, es una de las alternativas con las que podría
jugar.
Opinión pública
-¿Está bien fundada la opinión
generalizada sobre que los agricultores reciben excesivas
subvenciones?
-No. Entiendo que la sociedad en general piense eso
porque conozco los mensajes que está escuchando
en los medios de comunicación, pero no es una
opinión fundada. Lo estaría si todo el
mundo estuviera dispuesto a darle a su hijo un filete
que no sabes de dónde viene ni qué productos
le han dado o no le han dado Si tú eso no lo
quieres para tu familia ni para la gente que te rodea,
entonces tienes que entender que haya subvenciones.
Yo creo que la opinión pública no es consciente
de que hoy en día esas subvenciones se dan en
buena parte para proteger la calidad y la seguridad
de esos alimentos que consumimos. En este sentido, los
medios de comunicación tenemos un papel fundamental
a la hora de concienciar y sensibilizar a la opinión
pública.
-¿Y la opinión de que los agricultores
se quejan demasiado?
-El sector agrario es pesimista en sí mismo
puesto que lleva 25 años con una evolución
descendiente de las ayudas públicas. Todo lo
que sea quitar ayudas públicas a un sector que
ha venido funcionando muy bien con ellas es lógico
que provoque protestas. El problema no es que se quejen
sino que la opinión pública no entiende
al sector agrario. Es difícil desmontar esa idea
porque el sector se va a seguir manifestando y las personas
que no están dentro de él no lo entienden.
La única manera es demostrando a la opinión
pública que el sector se queja por algo y que
tiene razón al quejarse. Este sector no recibe
ayudas públicas para mantenerse ficticiamente,
puesto que sus productos no los puedes comprar exactamente
igual fuera, como puede pasar con un coche, por ejemplo.
Responsabilidad social
-¿Qué papel cree que están
desempeñando actualmente los medios de comunicación
en lo que a información agraria se refiere, y
concretamente un periódico como EL NORTE DE CASTILLA,
de origen y vocación eminentemente agraria?
-Creo que el tema de la información agraria
todavía tiene muchas carencias a nivel de medios
nacionales. Sí que es cierto que en las regiones
y en las provincias el campo se vive mucho más
cerca y los medios regionales, como EL NORTE, sí
que le dan la importancia que se merece. Lo que yo echo
de menos es información y opinión agraria
a nivel nacional, que la hay pero todavía muy
escasa. Por otro lado, los medios tienen un importante
papel en lo que a información agraria se refiere:
criticar muchos aspectos agrarios que son muy criticables,
como son los excesos de reivindicaciones que a veces
se producen, pero también ser capaces de buscar
ese equilibrio necesario entre opinión e información
objetiva. Ahí yo creo que sí que están
cumpliendo ese papel los medios provinciales y regionales,
y en concreto EL NORTE, que está sabiendo sensibilizar
a la población respecto de los problemas del
sector al tiempo que facilita información agraria
al propio profesional del campo.
-¿Cree que la prensa, la información
agraria, ha evolucionado del mismo modo que el campo,
o que aún sigue anclada a los viejos tópicos?
-Hay de todo, como en botica. Hay muchos informadores
y opinadores agrarios que, al igual que les sucede a
muchos agricultores y ganaderos, viven en un mundo muy
antiguo y siguen reclamando una política muy
subsidiada. Sin embargo, cada vez hay más medios
que son conscientes de que el sector evoluciona hacia
un mercado mucho más globalizado.
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