Mitin
de altura. El teatro Juan Bravo de Segovia albergó
el día 14 de febrero de 1931 la presentación
nacional de la Agrupación al Servicio de
la República, fundada por los intelectuales
que defendían un cambio de régimen.
Al mitin acudieron Antonio Machado, Gregorio Marañón,
José Ortega y Gasset y Ramón Pérez
de Ayala (de izquierda a derecha). El fotógrafo
Alfonso inmortalizó el momento. / el norte |
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FUE un día profundamente
alegre (…) un día maravilloso en que la
naturaleza y la historia parecieron fundirse para vibrar
juntas en el alma de los poetas y en los labios de los
niños. Mi amigo Antonio Ballesteros y yo izamos
en el Ayuntamiento la bandera tricolor. (…) La
República salía de las urnas acabada y
perfecta, como Minerva de la cabeza de Júpiter».
El poeta Antonio Machado escribió estos recuerdos
que dan fe del espíritu que impregnó las
calles de Segovia tras la proclamación de la
II República, porque los segovianos no fueron
ajenos al entusiasmo generalizado y vivieron el advenimiento
del nuevo régimen con alegría y fe en
el futuro.
Y es que, a pesar de su carácter conservador
y su mentalidad provinciana, Segovia fue en los primeros
meses de 1931 un hervidero de ideas progresistas incubadas
al calor de los institutos de enseñanza, la prensa,
las profesiones liberales y un mundo obrero organizado
y con fuerza que encontró una mano tendida en
intelectuales de peso y con conciencia política
como el propio Mariano Quintanilla, Rubén Landa,
Antonio Ballesteros, Alfredo Marqueríe, Ignacio
Carral y el propio Machado, residente en Segovia desde
1919.
El mitin de febrero
La tierra de Juan Bravo, una avanzadilla en la instauración
de la República en España, fue noticia
nacional el 14 de febrero de 1931. Ese día, la
Agrupación al Servicio de la República
fundada por José Ortega y Gasset, Ramón
Pérez de Ayala y Gregorio Marañón
presentó su ideario en el teatro que lleva el
nombre del comunero segoviano. Antonio Machado ejerció
de anfitrión.
Las crónicas de la época subrayaron la
calidad de los oradores, en especial de Ortega, «elocuentísimo
y rebosante de pasión». El mismo que había
firmado en ‘El Sol’ su famoso ‘Delenda
est monarchia’, pidió al pueblo segoviano
que se rebelara contra los vicios del pasado, arremetió
contra la Monarquía de Alfonso XIII y apostó
por el acceso a la vida pública de todas las
clases sociales. El mitin, que había estado a
punto de ser prohibido, resultó un éxito
que sus ilustres protagonistas celebraron después
en el hotel Comercio Europeo con «brindis fervorosos»
por la República.
Las elecciones
Segovia, al igual que la mayor parte de las ciudades
del país, se levantó republicana el día
13 de abril tras los comicios municipales celebrados
el día anterior. La coalición republicana,
socialista y obrera obtuvo en el conjunto de la provincia
el 81% de los concejales electos (5.941 votos en la
capital), frente al 18,68% que lograron los grupos monárquicos
y conservadores, defensores de los valores tradicionales
(4.595 votos en la ciudad). El municipio de Segovia,
con 16.551 habitantes, eligió a 21 concejales
en listas abiertas. De los 21 ediles electos, ocho eran
republicanos (Segundo de Andrés, Aurelio García,
Juan Zuloaga, Lope Tablada Maeso, Ricardo Riesco, Pedro
Rincón, Julián Fernández y Eduardo
Lucio); tres socialistas (los ugetistas Esteban Muñoz
y Gregorio Olalla, y Antonio Artalejo); cuatro conservadores
(Andrés Reguera, Juan José García
Combarros, Mariano Sáez y Rafael Riber); dos
liberales (Ángel del Barrio y Pascual Guajardo);
dos católicos (Apolinar Gutiérrez y Agustín
de las Heras); un maurista (Antonio Llovet), y un independiente
(José de Frutos). La alianza de izquierdas pudo
así gobernar con mayoría frente a la coalición
monárquica que agrupaba a conservadores, liberales,
católicos, mauristas e independientes.
¡Viva la República!
El 14 de abril la noticia de la proclamación
de la República en España corrió
como la pólvora y la alegría se desbordó
en la ciudad. Una manifestación masiva partió
a las ocho de la tarde de la Casa del Pueblo, situada
en la calle Gascos. Iba encabezada por Antonio Machado
y Antonio Ballesteros, de la Agrupación al Servicio
de la República; el presidente de la Casa del
Pueblo, Pablo Velasco, y miembros de Alianza Republicana.
Los obreros portaban banderas de los distintos gremios
de trabajadores. «La marcha se organizó
de manera espontánea y a iniciativa de los obreros;
se inició con los propios militantes y simpatizantes
de PSOE y UGT y concluyó con mucha más
gente que se adhería al grupo según avanzaba.
Para expresar tanta alegría se fabricaron banderas
improvisadas, elaboradas a base de paños o trapos
rojos, gualdas y morados», relata Santiago Vega
Sombría, uno de los historiadores que más
y mejor ha estudiado la huella que el periodo republicano
dejó en la ciudad del Acueducto.
Al llegar a la Plaza Mayor, la cabeza de la manifestación
subió al Ayuntamiento y los dirigentes republicanos
«enarbolaron las banderas» tricolores en
la balconada principal. Fue el gesto culminante que
mejor simbolizó la llegada pacífica del
nuevo régimen en medio de una actitud que la
prensa consideró «de civismo enaltecedor».
Una banda de música interpretó ‘La
Marsellesa’ y se cantó el ‘Himno
de Riego’. Después, la concentración
se disolvió sin incidente alguno y las calles
recobraron la tranquilidad perdida.
En el interior de la Casa Consistorial, el alcalde provisional,
el pintor Lope Tablada Maeso, dictaba su primer bando:
«A todos se nos demanda abnegación y sacrificio.
El pueblo supo cumplir con su sacrosanto deber; nosotros
os prometemos seguir constantemente a vuestro lado,
aprestándonos a cumplir con vuestro mandato.
Ciudadanos de Segovia: ¡Viva la República!».
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