150 años de historia
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  Un paseo por la década
NACE EL DIARIO
Nieves caballero
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El Norte de Castilla surge hace 150 años, en plena modernización e industrialización de la ciudad y el país, como fruto de la fusión de dos periódicos vallisoletanos, ‘El Avisador’ y ‘El Correo de Castilla’
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Primera sede. La imprenta estaba en la calle de Cantarranas, hoy Macías Picabea. / G. Villamil

 

 

 

 

 

Dos cabeceras. Primeras planas de ‘El Avisador’ del domingo 8 de julio de 1855 y de ‘El Correo de Castilla’ del 25 de julio de 1856. / Ramón Gómez

 

 

 

 

 

 

 

LA EMPRESA
Dos sedes sociales
El número 24 de la entonces calle de Cantarranas. Después, se traslada a la calle de los Tintes.
Propietario
El impresor y gerente era Francisco Miguel Perillán.
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Los inicios de El Norte de Castilla se remontan a la mitad del siglo XIX, época en la que la ciudad tenía unos cuarenta mil habitantes y se encontraba en pleno proceso de modernización, al igual que el resto de España y Europa. El periódico nació de la fusión de otros dos diarios vallisoletanos: ‘El Avisador’ y ‘El Correo de Castilla’, y aunque existen diversas teorías, lo más aconsejable es situar su fundación en 1956, el mismo año en el que se comienza a construir la línea del ferrocarril Madrid-Irún. La gestación del nuevo diario se produce durante el conocido como Bienio Progresista (1854-1856), tal y como destaca Celso Almuiña, catedrático de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Valladolid, al abordar el devenir del periódico. Pero, un siglo antes del nacimiento del que se convertiría en el diario decano de la prensa española, se habían puesto los pilares históricos y periodísticos necesarios con la aparición del ‘Diario Pinciano’. Atrás quedaban las llamadas ‘relaciones’, ‘hojas volantes’ y ‘gacetas’ de décadas anteriores, todas ellas surgidas para dar cuenta de los acontecimientos acaecidos en la capital de la entonces Castilla a secas o Castilla la Vieja.
El profesor de la Universidad Complutense José Altabella rastrea la historia del periódico en su libro ‘El Norte de Castilla, en su marco periodístico (1854-1965)’. Desde su punto de vista, la Guerra de la Independencia fue la gran motivación periodística en el primer decenio del siglo XIX. «También en Valladolid se combate con las armas y con la pluma», destaca. En esos años, salen hojas periodísticas, panfletos, cartas y comunicados. La revolución de 1854 que dio el poder al general Espartero, tuvo una importancia extraordinaria en Valladolid, dado que la ciudad había sido la primera en sublevarse a favor del Gobierno progresista. Por ello, se le concedió el título de Ciudad Heroica y su municipio alcanzó la Excelencia. Para dar cuenta de esos honores, el comandante Pedro Pardo de la Cuesta publicó un ‘Boletín Extraordinario de la Junta Provincial de Gobierno de la Provincia de Valladolid’ (1954) y más tarde editó el ‘Quince de Julio’ (1854), en defensa del Gobierno progresista. En ese mismo año, surge el ‘Áncora de Castilla’, periódico carlista para la defensa de los principios religiosos. Altabella subraya que este cuadro histórico-periodístico precede al nacimiento de El Norte de Castilla. Pero los antecedentes del periodismo en Valladolid hay que buscarlos a finales del siglo XVIII, en plena «expresión culturalista, letrada y enciclopédica», cuando aparece el ‘Diario Pinciano’ de José Mariano Beristain, considerado primer periodista vallisoletano.

El ferrocarril
Durante el siglo XIX, los denominados caminos de hierro mejoran las comunicaciones, sobre todo el correo, y permiten aumentar la periodicidad de las publicaciones. De hecho, la efemérides del diario coincide con la adjudicación de la primera línea del ferrocarril en Valladolid, el 20 de febrero de 1856. Almuiña señala que «es el gran momento del despegue del naciente capitalismo vallisoletano y la industria de la locomoción colectiva».
Pero, ¿cómo eran esos dos periódicos en los que poco después se refundió El Norte de Castilla? Gregorio Martínez Gómez, periodista contemporáneo a la fundación del diario, da cuenta sobre su creación en el trabajo ‘Historia abreviada y cronológica de los periódicos salidos a luz en Valladolid en el siglo actual, acompañando ejemplares de algunos de ellos’. Es el testimonio más antiguo que existe sobre los orígenes del periódico.
En su obra, Martínez Gómez habla de ‘El Avisador’, subtitulado ‘Periódico de intereses locales de Valladolid y su provincia’ y que había sido creado a finales de 1854 o a principios de 1855. Se encargaban de su redacción el farmacéutico Mariano Pérez Mínguez, entusiasta cervantino a quien la ciudad debe la iniciativa de erigir una estatua del Príncipe de los Ingenios en la plaza de la Universidad y que, un cuarto de siglo después, se encargaría de reorganizar la Sociedad Casa de Cervantes, y el médico Pascual Pastor. Ambos eran empresarios y redactores. Las planas del periódico salían de la imprenta de Manjarrés y Compañía, que se encontraba en el número 3 de la plazuela de las Angustias, mientras que la redacción se ubicaba muy próxima, en el 5. Poco después, vio la luz ‘El Correo de Castilla’, subtitulado ‘Revista de Agricultura, Industria y Comercio’, que comenzó a editarse en abril de 1856 y dirigía Sabino Herrero Olea, con José Francés de Alaiza y José Rojas, entre otros, como redactores. Se tiraba en la imprenta de José María Lezcano y Roldán y era el editor responsable José Melgar. Ambos salían al encuentro de los lectores los miércoles, viernes y domingos y, finalmente, se fundieron en uno, llamado El Norte de Castilla. La nueva publicación se editaba en la imprenta de Francisco Miguel Perillán y García, hermano político de Pérez Mínguez, que se convirtió luego en su propietario, además de editor, hasta 1870, y estaba dirigido por Sabino Herrero Olea, hombre acaudalado por los negocios paternos de la harina, además de abogado y prometedor político progresista. La imprenta de Perillán estaba situada en el número 24 de la calle de Cantarranas (en la actualidad Macías Picavea). De esta manera, arrancó El Norte de Castilla en octubre del año 1856, aunque tomó como fecha de fundación la supuesta para el nacimiento de ‘El Avisador’, es decir, 1854.
Según señala Gregorio Martínez Gómez, El Norte tuvo la fortuna de subsistir, mientras desaparecían de la escena pública cuantos periódicos se publicaban en Valladolid, excepto ‘La Crónica Mercantil’.

Veteranía frente a ‘El Faro de Vigo’
Existe un facsímil de la primera plana del número 6 de El Norte de Castilla, en cuya cabecera puede leerse: «Núm. 6. Valladolid. Miércoles 29 de octubre de 1856. Año 1». Una reproducción que publica Narciso Alonso Cortés en su libro ‘Miscelánea Vallisoletana’ (tomo I, página 106). El propio Alonso Cortés dice, en la página 550 del ‘Boletín de la Sociedad Castellana de Excursionistas de Valladolid’, Año XII, número 143, de noviembre de 1914, que el primer número del periódico apareció el 17 de octubre de 1856, aunque hasta diciembre de ese mismo año no saldrá a diario, momento en el que reduce un poco sus dimensiones. Precisamente, ese hecho da a El Norte de Castilla la veteranía de la prensa española, ya que ‘El Faro de Vigo’, aunque ve la luz en noviembre de 1853, no tendrá periodicidad diaria hasta junio de 1879.
El profesor Altabella supone que los propietarios de El Norte de Castilla decidieron datar la fundación en 1854 bien a través de una fusión o bien al cambiar de nombre. De esta manera, los dueños presuponían que o ‘El Avisador’ o ‘El Correo de Castilla’ había nacido en 1854. Sin embargo, el autor del estudio rechaza tal posibilidad en ambos casos. Por una parte, argumenta que ‘El Avisador’ se fundó en enero de 1855, ya que el número 23 del diario corresponde al viernes 23 de febrero, y, dado que se publicaba trisemanalmente, los miércoles, viernes y domingos, se deduce que el número uno debió aparecer el 3 de enero de 1855. Por otra parte, ‘El Correo de Castilla’ salió por primera vez en abril de 1856.
Por su parte, Ángel María Segovia sostiene en la biografía sobre Sabino Herrero, incluida en la obra ‘Figuras y Figurones’, que ‘El Correo de Castilla’ se refundió en ‘El Avisador’ y este, a su vez, en El Norte de Castilla.
José Altabella señala que la primera vez que se cita 1854 como fecha de fundación del periódico corresponde al año 1878. Se trata de la documentación que acompaña a una carta dirigida por Sebastián Díez de Salcedo, por aquellos días director de El Norte de Castilla, a su homólogo del diario francés ‘Le Figaro’, uno de los máximos exponentes del periodismo internacional, entonces y en la actualidad. La carta fue enviada a París el 18 de julio.
Lo que queda fuera de toda duda es que El Norte de Castilla lo fundan dos hombres, Francisco Miguel Perillán y García, como impresor y gerente, y Sabino Herrero Olea, como director y escritor. Este último, hombre progresista y defensor del libre cambio, dejó en el diario «una impronta de valores jurídicos y una estela de sentimientos liberales» que se verá reflejada años más tarde en «otras plumas de hombres de Derecho y de caballeros liberales», señala Altabella en referencia a personajes como Santiago Alba Bonifaz. Desde ese momento y durante gran parte de su trayectoria, el diario se erige en defensor de los intereses de la burguesía harinera castellana; no en vano, su director pertenecía a una de las familias más influyentes del sector, los palentinos Herrero López.
Ya existe por esos años el editor responsable, de los artículos no firmados, que era el secretario de la redacción, Pedro Pueyo. A partir del 1 de marzo de 1859, sería Ramón Agero. Desde el 30 de octubre de 1860, Alejo Sanz.
El periódico se traslada a la calle de los Tintes, con entrada por la calle de la Libertad, para mayor comodidad y más desahogo. Tira algunos ejemplares más y llegan las primeras suscripciones de la provincia. Varía la cabecera a principios de 1858. «Diario comercial, de noticias, conocimientos útiles, literatura y anuncios. Sale todos los días, excepto los siguientes a los festivos», rezaba bajo el nombre del diario. Poco a poco, se hace eco no solo de los intereses de la capital, sino también de las noticias de todos los pueblos de la provincia.
En 1860, la capital vallisoletana cuenta con 43.000 habitantes. En ese momento, uno de los periódicos locales que más atacaban a El Norte de Castilla era ‘La Unión Castellana’, dirigido por Luis de Polanco y Díaz Labandero, pero la habilidad de Perillán –que sufría serios disgustos personales y económicos por su ferviente progresismo– le lleva a ofrecer la dirección al primero y a fusionar ambos diarios. En ese momento, Sabino Herrero Olea inicia otros vuelos y la llegada de Luis de Polanco, que era empleado del Gobierno Civil, aseguraba la protección oficial y aumentaba el número de suscriptores en el diario decano de la prensa local española.

 

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