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LA TÉCNICA |
Imprenta tipo
Una prensa de hierro y una máquina
de pruebas.
Trabajadores
Seis redactores (1861). En 1863,
la imprenta de Perillán tenía
59 trabajadores en talleres. |
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Cuando Perillán
y Herrero se lanzan a la aventura de editar
un diario como El Norte de Castilla puede
que su esperanza de vida para el nuevo
periódico sea, como mucho, de unos
pocos años. Nada que ver, desde
luego, con los 150 que ahora se conmemoran,
dado que el periódico, en la segunda
mitad del siglo XIX, era habitualmente
una faena más que permitía
mantener en pie una imprenta. La figura
del impresor-editor es habitual, y de
hecho la redacción, al contrario
de lo que ocurre en la actualidad, era
muy inferior en número al personal
que trabajaba en los talleres.
En septiembre de 1863, El Norte publica
una «lista de suscriciones»
para contribuir a pagar las honras fúnebres
de Pedro Calvo Asensio [periodista vallisoletano].
Perillán aporta la suma de 100
reales, y debajo de él aparecen
los «dependientes de la casa de
don Francisco Miguel Perillán»,
esto es, regente, cajistas, aprendices,
maquinista y demás oficios. En
total, 59 personas.
Dar de comer a tanta gente en una ciudad
con exceso de imprentas era complicado.
Por eso, los impresores creaban periódicos
que permitieran darles utilidad a las
máquinas de que disponían.
Mariano González Moral publica
en ‘La Crónica Mercantil’
una historia cronológica de la
imprenta en Valladolid desde el siglo
XV. Según sus notas, publicadas
en forma de folletín durante varios
días en enero de 1872, en Valladolid
existieron durante el siglo XIX hasta
29 imprentas. La editora de El Norte aparece
en esa relación. «1855. Francisco
Miguel Perillán. Norte de Castilla.
Funcionó 18 años y cesó»,
explica. Quizás porque El Norte
era la competencia directa de ‘La
Crónica Mercantil’, diario
en el que se publica este artículo
por entregas, la referencia resulta demasiado
escueta. Sobre todo cuando a continuación
se incluye en la lista a Gaviria. «1865.
Gaviria. Calle de la Cárcaba, imprimió
el periódico satírico ‘El
Moscón’. En 1868 se unió
a Zapatero y juntos han publicado varios
periódicos de la capital y la ‘Ideología’
del señor Mosquera. Funciona hoy,
calle de las Angustias». Las imprentas
buscaban formas de rentabilizar una maquinaria
que por entonces tampoco era excesiva.
La mayor imprenta de la ciudad, Hijos
de Rodríguez, disponía en
1904, según una relación
que Celso Almuiña extrae de la
contribución de Hacienda, de «tres
prensas de hierro y dos máquinas».
La de Perillán, muchos años
antes, apenas tendría una prensa
de hierro y un rodillo para hacer pruebas.
El profesor Altabella imagina aquella
primera imprenta de Perillán, en
la calle Cantarranas, muy al uso de la
época. «No hace falta tener
mucha imaginación para evocar cómo
sería aquel taller de Perillán,
en un piso bajo: una prensa de mano, unas
cajas, unos chibaletes, unos tarros de
tinta, unas resmas amontonadas, humedecidas
de un día para otro…, y a
levantar letra desde la mañana
a la tarde». Todo eso para conseguir
una tirada que entonces era de unos 400
a 500 ejemplares de un periódico
con cuatro páginas. La calidad
de la publicación es mejorable.
La imprenta de Perillán se hace
cargo de la tirada pese a ser más
pobre en cuanto a medios y resultados
que la de Lezcano y Roldán, encargada
hasta el momento de la fusión Perillán-Herrero
de imprimir ‘El Correo de Castilla’.
Sin embargo, El Norte presenta desde sus
inicios una notable vocación de
progreso tecnológico. Algunas veces
con efectos secundarios indeseados. Así,
el 18 de octubre de 1859 publica: «A
petición de varios de nuestros
apreciables suscritores, reproducimos
hoy el Folletín de nuestro número
del jueves, por haber salido manchada
la tirada en la mayor parte de los ejemplares,
por efecto de haber sido el primer ensayo
que se hizo en una nueva máquina
de imprimir francesa».
El primer grabado también sale
a la luz pronto. En Valladolid, la imprenta
de Julián Pastor es la que introduce,
en 1840, la litografía, desarrollada
en 1799 por Alois Senefelder. El Norte
publica su primer grabado el 16 de septiembre
de 1858, con motivo de las Ferias de San
Mateo. |