150 años de historia
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LOS ORÍGENES
 
  Un paseo por la década
quintín y restituto
Fernando Bravo
.
El Norte es ya una incipiente escuela de periodistas que
terminan por escribir y dirigir periódicos en la capital de España.
El relevo en la dirección es incesante
.
LAS PERSONAS
Quintín Pérez Calvo
Releva a Luis Polanco y dirige el periódico durante un año.
Sebastián Díez de
Salcedo
Hace su primera aparición en El Norte, del que se va con malos modos.
Restituto Estirado
Benito
Director durante tres años.
...................................

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Polanco se despide. El 12 de mayo de 1869 anuncia su baja, en una de las pocas notas firmadas de aquella época.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La línea de Quintín. En junio de 1869 Pérez Calvo define la línea editorial.

Habiéndoseme encomendado en Madrid la dirección de un periódico, y no pudiendo, aunque con sentimiento, eludir el compromiso que me separa por ahora de la dirección y redacción de El Norte de Castilla, me despido lleno de gratitud de todos los suscritores de este diario, á quienes tantas deferencias debo. La persona que me sustituya llenará mejor que yo sin duda los deseos y exigencias de aquellos; y de todos modos, al frente del periódico que se me confía en Madrid podré servir los intereses de estos mismos suscritores y los de las provincias castellanas, objeto siempre de mis tareas y desvelos».
Valladolid, 12 de Mayo de 1869. – Luis Polanco

No es fácil hallar el nombre del director en las páginas del diario en aquella época. Esta nota firmada por Luis Polanco aparece en la primera del 12 de mayo de 1869 –fechada en el mismo día de su publicación– para dar cuenta de su aventura madrileña, pero no ofrece más datos a sus lectores. No dice que se va con Perillán a ‘El Popular’ y, aunque se muestra cortés con sus sucesor, tampoco lo presenta.

Quintín Pérez Calvo
Si el relevo fue simultáneo, sería Quintín Pérez Calvo su sucesor, un efímero director que ocupó el cargo poco menos de un año.
Es probable que se deba a su pluma la orientación editorial que sigue a la despedida de Polanco, también en primera página, pero sin firma:
«La nueva dirección y redacción de El Norte de Castilla no hace grandes promesas: liberal en la verdadera acepción de lo que esta palabra significa en política, sí: política de personas no hará, por más que sea esto lo que figura á la orden del día...
»Nuestro color político y de intereses materiales es única y exclusivamente lo que convenga al interés del contribuyente y del pueblo en general... No solo hemos de pedir la baja de los impuestos, sinó que desaparezcan para nunca más volver los indirectos...
»Basta de programa por la nueva dirección y redacción de El Norte, los hechos responderán de lo que dejamos escrito».
La censura o no existía o era más liviana, y Quintín Pérez Calvo, abogado y autor de obras jurídicas, pudo aliviar el peso de las noticias de ‘La Gaceta de Madrid’ que ya no abrían indefectiblemente la primera página. No obstante, tuvo este director problemas. También con los estudiantes que, ofendidos por un artículo presuntamente escrito por él, le dedicaron una ruidosa cencerrada frente a las puertas de la Redacción y llegaron a editar en 1870 un papel de dos hojas criticándole, según relata el profesor Altabella.
En junio de 1869, Pérez Calvo publica, también en primera, un suelto en el que reafirma «la más íntima armonía» con ‘El Popular’, diario madrileño que dirige su antecesor, a cuenta de una carta de algunos corresponsales que compartían y que encontraban cierto antagonismo entre ambos. Pérez Calvo elogia en su nota a ‘El Popular’ como «un nuevo campeón más en la defensa de los intereses materiales».
Bajo su dirección se mantiene el interés por los asuntos agrarios y no es raro que el periódico encabece su portada con titulares como «Contra la importación de cereales y harinas extranjeras».
También entonces menudeaban los errores de redacción, alguno de los cuales le debió dar más de un disgusto, cuando la víctima era una institución. El 20 de mayo de 1869 se abre el periódico con la siguiente rectificación:
«No se tenga por equívoco intencionado el concepto ‘impostora’ con que el párrafo cuarto del suelto tercero de Redacción califica a nuestra Diputación provincial y Gobernador por la aplicación que ha hecho del artículo de su presupuesto de Guardia rural, al correspondiente á obras provinciales. El original dice ‘impositora’: la mala corrección y lectura de las cajas al componer ha dado lugar a este conflicto que hemos advertido cuando ya no tenía remedio...».
A lo largo de su corta trayectoria como director, Pérez Calvo insiste en la independencia del periódico. En junio de 1869 vuelve a la carga abriendo con un artículo titulado ‘Resabios de la Antigua Usanza Política’: «¿Qué es El Norte de Castilla? se preguntan algunos, que no son por cierto contribuyentes, braceros, industriales, agrícolas ni de las artes.
»Republicano no es, unionista tampoco, progresista no parece, moderado menos, carlista ni por sueños, neo-católico ni se acerca; pues ello algún color tendrá, porque no hay persona de regular criterio en España, que no siga las inspiraciones de algún hombre eminente en los cuales están encarnados los llamados partidos. Vemos á este periódico que si algo no le parece bien lo ataca y lo hace hasta con dureza, no considera la importancia de las personas en su posición política ni oficial, no rinde pleito…».
A Quintín Pérez Calvo le quedaban unos meses como director, una época en la que en la primera página del periódico se arremetía contra ministros y partidos sin miramientos. Apenas sirvió de tránsito entre los últimos y problemáticos meses que mantuvo la propiedad Francisco Miguel Perillán y la llegada de Miguel Díez y Díez. Pérez Calvo murió en Valladolid en noviembre de 1889.

El portazo de Díez de Salcedo
«Buen escritor y vallisoletano castellanísimo que, hasta en los últimos años era una de las figuras más características de nuestra ciudad». Habla El Norte así, en 1912, de Miguel Díez y Díez, que tuvo la propiedad del periódico durante un año. Dirige El Norte durante unos meses, según José Altabella, tras los cuales le sustituye Restituto Estirado Benito, quien habría desempeñado el cargo desde 1870 hasta 1874.
El profesor Altabella, sin embargo, no hace alusión al periodo de ocho meses, entre noviembre de 1870 y junio de 1871, en el que la dirección corre a cargo de Sebastián Díez de Salcedo, quien el domingo 4 de junio de 1871 anuncia en la primera página su separación de la dirección de El Norte «agradeciendo a los suscritores, por los favores que el público le ha dispensado hasta el estremo de haberse duplicado su número en los ocho meses que he permanecido» como director. Doloroso debió ser el relevo porque Díez de Salcedo, después de confesar su «verdadero y sumiso catolicismo», asegura que «una línea divisoria separaba la conducta que nos proponíamos seguir de la anteriormente seguida por el periódico... y otra línea divisoria separa los ocho meses transcurridos de los que vengan después de hoy».
»No sabemos, aún, quién nos va a suceder en la Dirección de este periódico: quien quiera que sea, los suscritores saldrán gananciosos, porque harto fácil es suplir nuestra incapacidad y cambiar nuestra insuficiencia por la ilustración de que nosotros carecemos... pero por lo mismo declaramos paladinamente que no aceptamos las doctrinas, para nosotros desconocidas, que desde mañana tengan cabida en el periódico que hemos dirigido».
Se fue dando un portazo en la primera página, pero volvería, tres años más tarde, para protagonizar casi dos décadas al frente de El Norte.

Restituto Estirado Benito
Y llegó, de la mano del efímero Díez y Díez, el director de nombre más sonoro de la historia de El Norte. Nació Estirado en Valladolid en 1849, y murió en Madrid en 1931. Inició los estudios de Derecho en su ciudad natal, terminó la carrera en Madrid y ejerció la abogacía durante varios años. También desempeñó cargos en los ministerios de Hacienda y Gracia y Justicia, así como en el Consejo de Estado. Se le conoce por ser el fundador del ‘Almanaque del Empleado’ que publicó durante casi medio siglo. Como algunos de sus predecesores, prolongó su carrera en el periódico madrileño que fundó Perillán en Madrid, ‘El Popular’, donde fue nombrado redactor en 1875.
Estirado habría sido director entre 1871 y 1874 y tuvo como miembros de su redacción a Alberto Estirado, Fernando Díez y García y Evaristo Martín Contreras, conde de Oliva, autor de varias obras dramáticas y director de ‘La Cruzada de Castilla’ de Valladolid. Asegura Altabella que Estirado tiene que sortear ese difícil lapso de la historia de España y vuelve el periódico sus ojos hacia los ideales monárquicos como demuestran gacetillas como la siguiente:
«DETENIDOS.– Anoche fueron detenidos tres sujetos que proferían cantares ofensivos contra la persona de don Amadeo I. Como varias veces hemos dicho, aquel defecto hace tiempo que debió ser corregido porque el respeto a la ley y a las instituciones es la garantía única de los pueblos civilizados».
Y añade:
«No se verían ejemplares y hechos tan dolorosos si las autoridades revolucionarias no hubieran quedado impunes y hasta consentido con anterioridad cantares análogos contra personas y clases respetables. También fue detenido anteayer otro sujeto que hablaba con menosprecio del retrato de S. M.»
La facilidad para mezclar información y opinión dejaba clara la tendencia del periódico, aunque no lo es tanto la identidad de su redactor.
Cuando Restituto Estirado deja la dirección de El Norte, ya bajo la propiedad del impresor Luis Nazario de Gaviria y el reputado librero Agapito Zapatero –quienes trasladan la administración del periódico a la calle Angustias, donde tienen la imprenta–, da el relevo a quien probablemente se lo dio a él: Sebastián Díez de Salcedo, quien proporcionará estabilidad y continuidad a la línea editorial de El Norte durante casi dos décadas.
Restituto Estirado Benito dejó el periodismo para ingresar en la carrera judicial en 1887, donde ejerció durante casi tres décadas, hasta que logró su ascenso a magistrado de Audiencia Territorial, donde alcanzó gran popularidad durante su etapa de juez en San Lorenzo del Escorial por instruir el proceso por el asesinato del niño Pedro Bravo, una causa conocida popularmente por la de ‘El chato del Escorial’. Fue este un caso muy conocido, y el hecho de que debido a sus minuciosos trabajos de instrucción se descubriera a los autores y cómplices de aquel delito, mereció las felicitaciones oficiales y los entusiastas elogios de sus ex colegas de la prensa.

 

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