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LAS PERSONAS |
Quintín Pérez
Calvo
Releva a Luis Polanco y dirige el
periódico durante un año.
Sebastián Díez de
Salcedo
Hace su primera aparición en
El Norte, del que se va con malos
modos.
Restituto Estirado
Benito
Director durante tres años.
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................................... |
Polanco
se despide. El 12 de mayo
de 1869 anuncia su baja, en una de
las pocas notas firmadas de aquella
época. |
La línea
de Quintín. En junio
de 1869 Pérez Calvo define
la línea editorial. |
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Habiéndoseme
encomendado en Madrid la dirección
de un periódico, y no pudiendo,
aunque con sentimiento, eludir el compromiso
que me separa por ahora de la dirección
y redacción de El Norte de Castilla,
me despido lleno de gratitud de todos
los suscritores de este diario, á
quienes tantas deferencias debo. La persona
que me sustituya llenará mejor
que yo sin duda los deseos y exigencias
de aquellos; y de todos modos, al frente
del periódico que se me confía
en Madrid podré servir los intereses
de estos mismos suscritores y los de las
provincias castellanas, objeto siempre
de mis tareas y desvelos».
Valladolid, 12 de Mayo de 1869. –
Luis Polanco
No es fácil hallar el nombre
del director en las páginas del
diario en aquella época. Esta nota
firmada por Luis Polanco aparece en la
primera del 12 de mayo de 1869 –fechada
en el mismo día de su publicación–
para dar cuenta de su aventura madrileña,
pero no ofrece más datos a sus
lectores. No dice que se va con Perillán
a ‘El Popular’ y, aunque se
muestra cortés con sus sucesor,
tampoco lo presenta.
Quintín
Pérez Calvo
Si el relevo fue simultáneo,
sería Quintín Pérez
Calvo su sucesor, un efímero director
que ocupó el cargo poco menos de
un año.
Es probable que se deba a su pluma la
orientación editorial que sigue
a la despedida de Polanco, también
en primera página, pero sin firma:
«La nueva dirección y redacción
de El Norte de Castilla no hace grandes
promesas: liberal en la verdadera acepción
de lo que esta palabra significa en política,
sí: política de personas
no hará, por más que sea
esto lo que figura á la orden del
día...
»Nuestro color político y
de intereses materiales es única
y exclusivamente lo que convenga al interés
del contribuyente y del pueblo en general...
No solo hemos de pedir la baja de los
impuestos, sinó que desaparezcan
para nunca más volver los indirectos...
»Basta de programa por la nueva
dirección y redacción de
El Norte, los hechos responderán
de lo que dejamos escrito».
La censura o no existía o era más
liviana, y Quintín Pérez
Calvo, abogado y autor de obras jurídicas,
pudo aliviar el peso de las noticias de
‘La Gaceta de Madrid’ que
ya no abrían indefectiblemente
la primera página. No obstante,
tuvo este director problemas. También
con los estudiantes que, ofendidos por
un artículo presuntamente escrito
por él, le dedicaron una ruidosa
cencerrada frente a las puertas de la
Redacción y llegaron a editar en
1870 un papel de dos hojas criticándole,
según relata el profesor Altabella.
En junio de 1869, Pérez Calvo publica,
también en primera, un suelto en
el que reafirma «la más íntima
armonía» con ‘El Popular’,
diario madrileño que dirige su
antecesor, a cuenta de una carta de algunos
corresponsales que compartían y
que encontraban cierto antagonismo entre
ambos. Pérez Calvo elogia en su
nota a ‘El Popular’ como «un
nuevo campeón más en la
defensa de los intereses materiales».
Bajo su dirección se mantiene el
interés por los asuntos agrarios
y no es raro que el periódico encabece
su portada con titulares como «Contra
la importación de cereales y harinas
extranjeras».
También entonces menudeaban los
errores de redacción, alguno de
los cuales le debió dar más
de un disgusto, cuando la víctima
era una institución. El 20 de mayo
de 1869 se abre el periódico con
la siguiente rectificación:
«No se tenga por equívoco
intencionado el concepto ‘impostora’
con que el párrafo cuarto del suelto
tercero de Redacción califica a
nuestra Diputación provincial y
Gobernador por la aplicación que
ha hecho del artículo de su presupuesto
de Guardia rural, al correspondiente á
obras provinciales. El original dice ‘impositora’:
la mala corrección y lectura de
las cajas al componer ha dado lugar a
este conflicto que hemos advertido cuando
ya no tenía remedio...».
A lo largo de su corta trayectoria como
director, Pérez Calvo insiste en
la independencia del periódico.
En junio de 1869 vuelve a la carga abriendo
con un artículo titulado ‘Resabios
de la Antigua Usanza Política’:
«¿Qué es El Norte
de Castilla? se preguntan algunos, que
no son por cierto contribuyentes, braceros,
industriales, agrícolas ni de las
artes.
»Republicano no es, unionista tampoco,
progresista no parece, moderado menos,
carlista ni por sueños, neo-católico
ni se acerca; pues ello algún color
tendrá, porque no hay persona de
regular criterio en España, que
no siga las inspiraciones de algún
hombre eminente en los cuales están
encarnados los llamados partidos. Vemos
á este periódico que si
algo no le parece bien lo ataca y lo hace
hasta con dureza, no considera la importancia
de las personas en su posición
política ni oficial, no rinde pleito…».
A Quintín Pérez Calvo le
quedaban unos meses como director, una
época en la que en la primera página
del periódico se arremetía
contra ministros y partidos sin miramientos.
Apenas sirvió de tránsito
entre los últimos y problemáticos
meses que mantuvo la propiedad Francisco
Miguel Perillán y la llegada de
Miguel Díez y Díez. Pérez
Calvo murió en Valladolid en noviembre
de 1889.
El portazo de Díez
de Salcedo
«Buen escritor y vallisoletano
castellanísimo que, hasta en los
últimos años era una de
las figuras más características
de nuestra ciudad». Habla El Norte
así, en 1912, de Miguel Díez
y Díez, que tuvo la propiedad del
periódico durante un año.
Dirige El Norte durante unos meses, según
José Altabella, tras los cuales
le sustituye Restituto Estirado Benito,
quien habría desempeñado
el cargo desde 1870 hasta 1874.
El profesor Altabella, sin embargo, no
hace alusión al periodo de ocho
meses, entre noviembre de 1870 y junio
de 1871, en el que la dirección
corre a cargo de Sebastián Díez
de Salcedo, quien el domingo 4 de junio
de 1871 anuncia en la primera página
su separación de la dirección
de El Norte «agradeciendo a los
suscritores, por los favores que el público
le ha dispensado hasta el estremo de haberse
duplicado su número en los ocho
meses que he permanecido» como director.
Doloroso debió ser el relevo porque
Díez de Salcedo, después
de confesar su «verdadero y sumiso
catolicismo», asegura que «una
línea divisoria separaba la conducta
que nos proponíamos seguir de la
anteriormente seguida por el periódico...
y otra línea divisoria separa los
ocho meses transcurridos de los que vengan
después de hoy».
»No sabemos, aún, quién
nos va a suceder en la Dirección
de este periódico: quien quiera
que sea, los suscritores saldrán
gananciosos, porque harto fácil
es suplir nuestra incapacidad y cambiar
nuestra insuficiencia por la ilustración
de que nosotros carecemos... pero por
lo mismo declaramos paladinamente que
no aceptamos las doctrinas, para nosotros
desconocidas, que desde mañana
tengan cabida en el periódico que
hemos dirigido».
Se fue dando un portazo en la primera
página, pero volvería, tres
años más tarde, para protagonizar
casi dos décadas al frente de El
Norte.
Restituto Estirado
Benito
Y llegó, de la mano del
efímero Díez y Díez,
el director de nombre más sonoro
de la historia de El Norte. Nació
Estirado en Valladolid en 1849, y murió
en Madrid en 1931. Inició los estudios
de Derecho en su ciudad natal, terminó
la carrera en Madrid y ejerció
la abogacía durante varios años.
También desempeñó
cargos en los ministerios de Hacienda
y Gracia y Justicia, así como en
el Consejo de Estado. Se le conoce por
ser el fundador del ‘Almanaque del
Empleado’ que publicó durante
casi medio siglo. Como algunos de sus
predecesores, prolongó su carrera
en el periódico madrileño
que fundó Perillán en Madrid,
‘El Popular’, donde fue nombrado
redactor en 1875.
Estirado habría sido director entre
1871 y 1874 y tuvo como miembros de su
redacción a Alberto Estirado, Fernando
Díez y García y Evaristo
Martín Contreras, conde de Oliva,
autor de varias obras dramáticas
y director de ‘La Cruzada de Castilla’
de Valladolid. Asegura Altabella que Estirado
tiene que sortear ese difícil lapso
de la historia de España y vuelve
el periódico sus ojos hacia los
ideales monárquicos como demuestran
gacetillas como la siguiente:
«DETENIDOS.– Anoche fueron
detenidos tres sujetos que proferían
cantares ofensivos contra la persona de
don Amadeo I. Como varias veces hemos
dicho, aquel defecto hace tiempo que debió
ser corregido porque el respeto a la ley
y a las instituciones es la garantía
única de los pueblos civilizados».
Y añade:
«No se verían ejemplares
y hechos tan dolorosos si las autoridades
revolucionarias no hubieran quedado impunes
y hasta consentido con anterioridad cantares
análogos contra personas y clases
respetables. También fue detenido
anteayer otro sujeto que hablaba con menosprecio
del retrato de S. M.»
La facilidad para mezclar información
y opinión dejaba clara la tendencia
del periódico, aunque no lo es
tanto la identidad de su redactor.
Cuando Restituto Estirado deja la dirección
de El Norte, ya bajo la propiedad del
impresor Luis Nazario de Gaviria y el
reputado librero Agapito Zapatero –quienes
trasladan la administración del
periódico a la calle Angustias,
donde tienen la imprenta–, da el
relevo a quien probablemente se lo dio
a él: Sebastián Díez
de Salcedo, quien proporcionará
estabilidad y continuidad a la línea
editorial de El Norte durante casi dos
décadas.
Restituto Estirado Benito dejó
el periodismo para ingresar en la carrera
judicial en 1887, donde ejerció
durante casi tres décadas, hasta
que logró su ascenso a magistrado
de Audiencia Territorial, donde alcanzó
gran popularidad durante su etapa de juez
en San Lorenzo del Escorial por instruir
el proceso por el asesinato del niño
Pedro Bravo, una causa conocida popularmente
por la de ‘El chato del Escorial’.
Fue este un caso muy conocido, y el hecho
de que debido a sus minuciosos trabajos
de instrucción se descubriera a
los autores y cómplices de aquel
delito, mereció las felicitaciones
oficiales y los entusiastas elogios de
sus ex colegas de la prensa.
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