La noticia. Asesinato
de Lincoln. / Bettmann Archive
El magnicidio del presidente norteamericano
se produce el 14 de abril de 1865,
pero tarda dos semanas en ser noticia
en El Norte
El correo
de ayer trae el despacho del ministro
de la Guerra en Washington, Mr. Stanton,
comunicado á los diarios ingleses
por la Legación de los Estados-Unidos.
En este documento, que insertamos íntegro,
se dan importantes detalles acerca del
horrible crimen que ha privado de la vida
al gran amigo de la humanidad, Abraham
Lincoln, cuyo luto llevan hoy los hombres
honrados de todos los paises. Hé
aquí este despacho: ‘Tengo
un deber bien triste que cumplir; informaros
de que en la noche última, a eso
de las diez y media, ha sido asesinado
en su palco particular, en el teatro de
Ford, S. E. Abraham Lincoln, presidente
de los Estados Unidos. A cosa de las ocho,
el presidente había acompañado
a su señora al teatro. Otra señora
y un caballero ocupaban el palco con ellos.
A eso de las diez y media, en un entreacto,
entró el asesino en el palco, cuya
puera no estaba cerrada; se lanzó
bruscamente detrás del presidente,
y aplicándole la boca de una pistola
a la cabeza le saltó la tapa de
los sesos’».
El tiroteo contra Abraham Lincoln, presidente
de los Estados Unidos, se produjo el día
14 de abril de 1865, en el Teatro Ford
de Washington. Abraham Lincoln muere a
las 7.22 de la mañana del día
15 de abril, domingo. ‘The New York
Times’ publica la noticia del asesinato
el 16 de abril, lunes. El Norte no lo
hará hasta el 2 de mayo. El desfase
entre el acontecimiento y su difusión
es habitual en la época. La noticia
llega primero a los diarios británicos
gracias a los cables transoceánicos
inaugurados en el año 1858, y desde
allí se extiende al resto de Europa.
Los periódicos madrileños,
que se distribuyen por medio del ferrocarril,
sirven al mismo tiempo de inspiración
–y algo más– a los
diarios de provincias. Es usual en la
época recortar y citar informaciones
enteras de otros periódicos.
El servicio de correos, ya diario, llegó
el 1 de mayo hasta Valladolid en el ferrocarril
que arribaba a la estación a las
dos de la tarde. Traería, sin duda,
los ejemplares de los diarios madrileños
que servirían de base para componer
algunas de esas noticias internacionales
a las que los periódicos de provincias
no podían aún tener acceso.
Esa tarde habría que componer el
texto aún a mano, y se hizo con
dos cuerpos de letra diferentes. En el
más grande es el propio Norte quien
introduce el tema. En uno más pequeño,
probablemente también por razones
de espacio, incluye el texto completo
de la noticia fechada en Washington.
Otra vía para obtener las informaciones
era el telégrafo. La sede del Gobierno
Civil, en la que trabajan 17 empleados,
era uno de los puntos de información
claves. Los corresponsales enviaban sus
telegramas, muchas veces crípticos
para un ajeno a la materia por excesiva
sintetización, y el ordenanza de
Telégrafos lo llevaba hasta el
periódico. El servicio no era barato:
cinco reales por cada diez palabras. Además,
un real más para el ordenanza por
cada diez palabras.
Las noticias vía Francia tardan
dos o tres días en llegar, por
eso el 3 de mayo aparecía en la
sección ‘Partes Telegráficos’
la siguiente información: «San
Petersburgo, 29. El Gobierno del Zar ha
comunicado un despacho de Washington expresando
su pesar por el asesinato de Lincoln».
.
modernidad
Antonio g. Encinas
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El magnicidio del presidente norteamericano
se produce el 14 de abril de 1865,
pero tarda dos semanas en ser noticia
en El Norte
LA TÉCNICA
Telégrafos
El eléctrico funciona en
Valladolid y Medina de Rioseco desde
1857; en Peñafiel, en 1863,
y en Medina del Campo, en 1867.
Correos
En 1878 la provincia cuenta con
48 establecimientos y una sede principal
en la capital.
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Un simple
vistazo a los periódicos de la
segunda mitad del siglo XIX permite constatar
que los avances tecnológicos y
de infraestructuras son una de sus principales
preocupaciones. Incluso llegan a realizar
auténticas campañas de apoyo
cuando se trata de cuestiones relativas
al ferrocarril o al servicio de correos.
La llegada de las noticias o la distribución
de los ejemplares dependen por completo
de estos logros.
Hacia 1849 hay diligencias diarias con
Madrid, si bien con una red de carreteras
en bastante mal estado. El tren todavía
es un sueño, y el telégrafo,
aunque presente desde 1844 con un telégrafo
óptico que cuenta con un poste
en la Cuesta de la Maruquesa, es un recurso
válido únicamente con fines
defensivos militares. Un panorama que
va a cambiar radicalmente en apenas quince
años, gracias a un esfuerzo inversor
en infraestructuras en toda España.
El Norte toma partido con decisión.
«Consiste la reforma en establecer
el correo diario entre todas las poblaciones
españolas, lo cual sería
sumamente ventajoso a sus habitantes y
a muchas empresas que viven en relación
con ellos o que tienen negocios de algún
interés con los mismos»,
reclama el 11 de mayo de 1859 sobre su
implantación. El periódico
vivía de las suscripciones, y el
precio para los pueblos de la provincia
se disparaba por culpa del transporte,
que se realizaba a través de sillas-correo
o con valijas a caballo o a pie (había
91 peatones que se encargaban de ello).
La suscripción en la capital costaba
18 reales al trimestre. En la provincia
el precio era de 21 reales, a los que
había que sumar 19 más que
costaban entre la valija y el cartero.
El resultado final era que valía
más del doble.
Las reformas llegan con el periodo isabelino.
En 1856 se establece el franqueo previo
de los envíos y en 1859 el correo
de Madrid llega todos los días
a las dos de la tarde. En 1878, la demarcación
territorial de Valladolid tenía
48 establecimientos, que incluyen los
pueblos más importantes de la provincia.
El telégrafo, ya eléctrico,
pasa de tener 713 kilómetros de
líneas en 1855, a 7.215 kilómetros
en 1860. El Norte lo utiliza desde el
primer momento, como se puede ver en algunos
ejemplares de 1859, aunque es en 1862
cuando la sección de «partes
telegráficos» alcanza cierto
desarrollo. En muchas ocasiones esos «partes»
no eran sino noticias recogidas de los
diarios madrileños.
Los telegramas llegan a tener un auge
especial durante la guerra de Cuba, aunque
con una peligrosa particularidad. Los
cables submarinos que parten de la isla
caribeña pueden llegar a España
a través de dos vías, por
Londres, provenientes de Nueva York –el
enemigo– o desde Filipinas, ruta
que también controlan los anglosajones.
Más adelante, en 1912, la conferencia
telegráfica alcanza su apogeo.
«1.800 palabras que por término
medio el telégrafo nos envía
directamente desde Madrid, más
otras 200 que de provincias nos remiten
nuestros corresponsales, hay que traducirlas;
hay que ‘ponerlas en cristiano’,
como decimos por aquí», explica
un artículo. La ‘traducción’
significa que hay que poner en contexto
las muchas veces inconexas palabras que
llegan por vía telegráfica.
Para ello, el redactor encargado de la
información debe tener una amplia
formación en el tema que se está
tratando, para evitar errores graves al
interpretar el telegrama. «Las noticias
vienen seguidas, sin separación
o corrección alguna, y en cada
conferencia se siguen y completan las
informaciones iniciadas en la anterior.
De aquí que eso de ‘hacer
conferencia’ incluye en sí
las siguientes operaciones: su lectura,
su distribución y traducción,
operaciones que llevan aparejada una preparación
previa que se adquiere con la lectura
constante y atenta de la prensa de Madrid
y provincias y con larga experiencia de
traducir textos telegráficos»,
cuenta el mismo artículo sobre
el telégrafo.
El tren Madrid-Venta de Baños-Irún
llega a Valladolid el 8 de julio de 1860.
Y el 1 de agosto de ese año, en
pleno apogeo del Canal de Castilla, entra
en servicio el que une Alar del Rey con
Santander. Estos avances, acompañan
a El Norte en una década que supone
su consolidación como periódico
diario.