
Cuarta
sede. El Norte estuvo ubicado
en el número 12 de la Acera
de Recoletos. / Sandra Herrero |
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LA EMPRESA |
Nuevos propietarios
Santiago Alba y César Silió
compran el diario a Nazario de Gaviria.
Cada uno aportó 25.000 pesetas,
es decir, un capital de 50.000.
Cuarta sede social
En 1896, el periódico estrena
unos nuevos locales en el número
12 de la Acera de Recoletos. |
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El 1 de noviembre de 1893, El Norte
de Castilla publica una carta y una
noticia en las que anuncia el final
de una etapa y el comienzo de otra
nueva que marcará el periódico
durante el siglo siguiente |
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A partir
de finales del XIX será cuando
El Norte de Castilla pase a editarse por
la mañana y adquiera una importancia
antes no conocida que le convertirá
en el referente informativo, político
y literario de la ciudad castellana. Dos
hombres, Santiago Alba y César
Silió –empresarios, periodistas
y políticos–, y posteriormente
sus familias, marcarán la trayectoria
del diario durante el siglo siguiente,
antes de su compra por parte del Grupo
Correo, hoy Vocento. Pero conviene regresar
a la penúltima década del
siglo XIX. Luis Nazario de Gaviria se
queda solo con la propiedad, que antes
había compartido con Agapito Zapatero.
De hecho, el viernes 8 de abril de 1881
desaparece de la mancheta del diario el
nombre del segundo sin que se sepan las
razones de su marcha. El periódico
pasa penurias, agravadas sobre todo por
el fallecimiento de Miguel Alonso Pesquera,
el 15 de febrero de 1888 en Madrid, quien
debió de ser un auténtico
mecenas, dispuesto a acudir en su ayuda
en los momentos de dificultades económicas,
a juzgar por las honras fúnebres
que le dedicó el diario. El Norte
entra en una etapa difícil y Gaviria
decide venderlo. El declive se demuestra
en los escasos 3.000 ejemplares que tiraba
en ese momento.
El 1 de noviembre de 1893, el diario publica
una noticia y una carta que marcan el
final de una etapa y el comienzo de otra.
El profesor José Altabella subraya
que «la historia sigue; pero, a
partir de ese instante, con rumbo a una
prosperidad constante». La noticia
era la siguiente: «Cambio de empresa
de El Norte de Castilla. Anteanoche y
por escritura pública otorgada
ante el notario don Ignacio Bermúdez
Sela, el propietario de nuestro periódico,
don Luis N. Gaviria, transfirió
la propiedad de El Norte de Castilla a
la señora viuda de Bonifaz y al
señor don César Silió».
Santiago Alba y Bonifaz era menor de edad,
no cumpliría los 21 años
hasta el día 24 del mes siguiente;
por esa razón su abuela realiza
la compra en su nombre. Santiago Alba
se casó posteriormente con Enriqueta
Delibes, a su vez prima de César
Silió y tía carnal del escritor
Miguel Delibes, quien sería director
del periódico desde 1958 a 1963.
Un tronco familiar que marcará
la historia del periódico durante
los siguientes cien años.
Por su parte, Sebastián Díez
Salcedo, a la sazón director del
diario, se despide de los lectores con
una carta abierta. En ella explica que
si el periódico siempre ha procurado
vencer los sentimientos «por servir
con fría imparcialidad a esta región
querida de Castilla», en esta ocasión
recurre a ellos para despedirse, tanto
en su nombre, como en el del propietario-editor:
«Nos separamos de los trabajos periodísticos,
que entregamos a manos más jóvenes
y a energías más vigorosas...».
Su carta a los suscriptores continuaba:
«Desde mañana cesa el que
traza estas líneas en la Dirección
de este periódico y desde anoche
dejó el señor Gaviria de
ser propietario del mismo. A todos nuestros
suscriptores y al público en general,
sin olvidarnos tampoco a los queridos
compañeros de la Prensa local,
de quienes tantos aprecios y enseñanzas
hemos recibido, nuestro recuerdo agradecido
y perdurable».
Por lo tanto, el 3 de noviembre de 1893,
dos hombres jóvenes, Santiago Alba
y Bonifaz, de 20 años, y César
Silió Cortés, de 28, inauguran
la historia moderna de El Norte de Castilla
y anuncian en el periódico sus
propósitos y deseos en un artículo
firmado por la Redacción. «El
adiós sentido y elocuente de Sebastián
Díez de Salcedo conviértele
hoy nuestra pluma en saludo que el corazón
sale espontáneo y caliente y el
alma inunda solícito y fecundo…».
Además de destacar su compromiso
en la defensa de los derechos de Castilla
–«con Castilla estarán
siempre nuestras plumas y ni los halagos
ni las amenazas torcerán nuestra
voluntad»–, los dos jóvenes
anuncian mejoras importantes, entre ellas
un extenso y constante servicio telegráfico,
gracias al cual «podremos adelantar
doce horas las noticias a todos los diarios
de Madrid y veinticuatro a los de la capital».
También informan de que se publicarán
dos ediciones diarias y de que el periódico
saldrá todos los días, incluidos
los festivos, además de aplicar
el grabado a la información cuando
se considere adecuado.
Cincuenta mil pesetas
Dos compañeros de juventud
y de estudios universitarios, que con
el tiempo ocuparían altos cargos
en la vida política de la nación,
iban a levantar el decaído periódico
liberal. En un principio, Silió
sería el director y Alba, el gerente,
aunque ambos hacían todo los necesario
por el periódico en aquellos tiempos,
incluida la labor de redactores. Para
la compra del periódico pusieron
en total 50.000 pesetas, 25.000 cada uno
de ellos. La parte de Santiago Alba Bonifaz
fue aportada por su abuela materna, Josefa
Ruiz-Zorrilla, madre de Obdulia Bonifaz
y Ruiz-Zorrilla. La abuela dispensaba
al joven todo su cariño para compensarle
de una temprana orfandad paterna, según
relata Altabella, y conservaba como una
reliquia los primeros trabajos periodísticos
y literarios de su nieto.
César Silió Cortés
abandonaría pronto El Norte para
dirigir ‘La Libertad’, mientras
que Santiago Alba Bonifaz lo sería
todo durante casi medio siglo en el periódico.
Alma y cerebro del diario, Alba hace un
periodismo de batalla, polémico,
vibrante, vivo, que hará de él
un redactor casi universal. Redactará
gacetillas, crónicas, revistas
de toros... En la nueva cabecera figuraba:
«El Norte de Castilla. Diario independiente
de Valladolid, de noticias y anuncios.
Fundado en 1854. Teléfono 187».
Por primera vez, se recogía en
la cabecera del diario el año de
la fundación y la proclamación
del último invento, el teléfono.
Narra Altabella que tan grande fue el
amor que Santiago Alba tuvo al periódico,
que lo leía y seguía de
cerca en las épocas de más
intensa actividad política, en
Valladolid, Madrid, París o Bruselas.
A raíz de un accidente de automóvil,
recibió un telegrama de los redactores
en 1918, que contestó agradecido
de esta manera: «Brazo no duele.
Duelen erratas Norte. Saludos afectuosos.
Alba.»
Nuevos locales
en la Acera de Recoletos
El 31 de octubre de 1896 el periódico
estrenó nuevos locales en el número
12 de la Acera de Recoletos, que fueron
inaugurados de forma oficial en una fiesta
de la que al día siguiente daba
noticia el diario y que contó con
ilustres invitados. «NUESTRA INAUGURACIÓN.
La fiesta de anoche. A las seis de la
tarde de ayer se verificó la brillante
fiesta de la inauguración de los
locales de El Norte de Castilla en la
Acera de Recoletos, 12, y decimos brillante
no por lo que se refiere a su valor propio,
sino al que le prestó la asistencia
de ilustres representaciones de la prensa
local y de la de Madrid, notables artistas,
inspiradísimos poetas, bizarros
militares, sabios catedráticos
y eximios oradores, que honraron con su
visita nuestra nueva redacción
y tuvieron en sus labios frases de elogio
que no olvidará, mientras viva,
este periódico». Se puede
decir que fue la primera gran fiesta que
organizó El Norte de Castilla.
«Después de haber recorrido
y examinado atentamente cuanto a la instalación
de El Norte se refiere, los propietarios,
señores Silió y Alba, obsequiaron
a los invitados con un ‘lunch’,
servido con el gusto y la esplendidez
que acostumbra la reputada casa Rodríguez.
Al destaparse el ‘champagne’
brindaron elocuentísimamente los
señores Tabanera, Álvarez
Taladriz, Pacheco, Royo Villanova, Chapado,
Parellada y Ferrari», relataba el
diario. Se trataba de las instalaciones
más importantes y modernas que
había tenido el periódico
hasta ese momento. Además de abrir
una nueva sede, la empresa renovaba la
maquinaria de la imprenta y Valladolid
se colocaba a la cabeza de las capitales
periodísticas españolas
más adelantadas. Las nuevas máquinas
permitieron poner en la calle un diario
de cuatro planas con mucha mayor claridad
y nitidez. La simbiosis del periódico
con la ciudad provocará que sea
considerado como el ‘Times’
de Castilla.
Es el momento en el que se registra el
nacimiento o la consolidación de
muchos de los periódicos españoles
de provincias que llegan a nuestros días.
Los diarios regionales inician un claro
camino hacia la emancipación de
la prensa centralista de Madrid, una travesía
que encabezaban las publicaciones diarias
de Barcelona, con gran tradición
tipográfica.
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