150 años de historia
LAS PERSONAS
LOS ORÍGENES
  1856-1866
  1867-1876
  1877-1886
LOS ALBA
  1887-1896
  1897-1906
  1907-1916
  1917-1926
  1927-1936
  1937-1946
  1947-1956
  1957-1966
ROYO-VILLANOVA Y ALTÉS
  1967-1976
  1977-1986
GRUPO CORREO-VOCENTO
  1987-1996
  1997-2006
 
 
LOS ALBA
 
  Un paseo por la década
Alba y Silió
Fernando Bravo
.
Dos jóvenes licenciados en Derecho compran el periódico, que deja de ser el portavoz de la vieja burguesía harinera castellana para convertirse en un periódico político de tendencia liberal
.

Refundador. Santiago Alba y Bonifaz.

 

 

 

 

 

 

 

Refundador. César Silió Cortés.

 

 

 

 

 

 

 

 

LAS PERSONAS

Santiago Alba
Propietario, gerente, articulista y político, marcó una nueva era en el periodismo.

César Silió
Propietario y director. Fundó ‘La Libertad’, absorbida por El Norte

Mariano Martín
Fernández
Corresponsal en Madrid.

...................................

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La redacción de 1893. De izquierda a derecha, Isidoro Coloma, Manuel Gómez Alcega, Juan Cortés, Santiago Alba, y sentados, Raimundo Castro y César Silió.

 

Estableceremos desde luego, dos ediciones diarias, confeccionándose durante la noche la de la capital, a fin de que los hechos pasen de la vida real a las cuartillas, de las cuartillas a las prensas, y de las prensas al público, frescos y palpitantes, con todas las seducciones de lo nuevo y con la rapidez propia de un siglo que se dispone a renegar del vapor, echándole en cara sus perezosos movimientos, y borrar las distancias poniendo a su servicio la electricidad».
El párrafo es un extracto de la carta de presentación que, a modo de editorial, en primera página, publicaron Alba y Silió el 3 de noviembre de 1893, cuatro días después de que Luis Nazario Gaviria les transfiriese la propiedad –en el documento notarial figuran como nuevos propietarios César Silió y «la señora viuda de Bonifaz», ya que Santiago Alba, con 20 años, no tenía edad legal para figurar como propietario–. Esta declaración de intenciones se publicó durante ocho días consecutivos. El tránsito de la propiedad dejó en suspenso la edición de El Norte del jueves 2 de noviembre, quizás por ajustes en la redacción o los talleres, acaso para digerir la despedida de sus anteriores propietarios.
«Al arrojar hoy nuestra pluma y al despedirnos de nuestra propiedad de un periódico al que nos hemos consagrado durante más de treinta años, nuestras últimas palabras deben ser de agradecimiento y de cariño para nuestros suscritores...» había escrito Sebastián Díez de Salcedo en la edición del 1 de noviembre de 1893. Y continúa, refiriéndose a los nuevos propietarios:
«Si algún día llegan a empujar una contra otra nuestras plumas, jamás han de romper lazos muy firmes que se hayan anudados en nuestros corazones».
Esta conciliadora despedida de Díez de Salcedo contrasta con la acritud del texto con el que ilustró, también en primera página, su despido como director veintidós años antes, durante la etapa de Miguel Díez y Díez.
Acaba de iniciarse al era Alba-Silió, y si sus antecesores habían logrado convertir a El Norte en un periódico de referencia por su información mercantil, los nuevos propietarios iban a añadirle modernidad y el valor añadido de una nueva forma de entender la información.
El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid, Celso Almuiña, resume la transformación impulsada por los nuevos propietarios:
«El Norte de Castilla ya no es el portavoz de la vieja burguesía harinera castellana. Se va a convertir muy pronto en cualificado periódico político de un liberalismo exigente y renovador».
Añade Almuiña que el nuevo Norte «conjugó la condición de periódico político con mayor habilidad que otros medios y un diario que fuera aceptable para los lectores reacios a la lectura de un mero portavoz partidista por su agilidad informativa y su calidad general. La creación de una sociedad anónima como propietaria posibilitó que los inversores participaran sin prejuicios ideológicos, atentos solo a la obtención de beneficios y, con ello, que la empresa fuera rentable económicamente».
Almuiña resume la clave del éxito de El Norte. De hecho, Silió y Alba sostuvieron tendencias políticas que terminaron en manifiesto desacuerdo, pero el periódico, aun utilizado por ambos como portavoz de sus intereses, supo estar por encima de ellos.

Una verdadera redacción
César Silió, director; Juan Cortés, redactor jefe, y Raimundo Castro, Manuel Gómez Alcega e Isidoro Coloma, como redactores. Y quizá como más destacado, Mariano Martín Fernández, corresponsal en Madrid y que posteriormente sería secretario político y brazo derecho de Santiago Alba.
Mariano Martín había compartido con Alba, durante su etapa de estudiante, la redacción del trisemanario vallisoletano ‘La Opinión’, que abandonaron en 1981 debido al trato que este periódico había dado a José Muro durante las elecciones. Alba también colaboró un año en el periódico gamacista ‘El Eco de Castilla’. Una vez adquirido El Norte, su ex compañero de estudios inició una larga carrera periodística y política a su lado.
Si durante la década anterior los corresponsales agrarios lograron dar prestigio a El Norte por su ‘Sección Comercial’, Mariano Martín Fernández logró, en esta nueva etapa, añadir al periódico una información nacional que complementaba con eficiencia los asuntos de la política cotidiana local y regional, que hasta entonces se había limitado a informaciones mínimas en época electoral. El destacado en Madrid, en esta nueva etapa, dejó de esconder su identidad bajo bajo la firma ‘El corresponsal’, como había hecho su antecesor, y su nombre aparece a diario en el periódico. Altabella recuerda que fue Mariano Martín Fernández el personaje de más relieve periodístico de aquella redacción, a cuyo servicio estuvo durante casi cincuenta años.

Firmas ilustres
Los nuevos propietarios se comprometen en su presentación a poblar las páginas de El Norte con «las firmas más ilustres de la literatura, las ciencias y las artes, que honrarán con frecuencia nuestras columnas». Y no tardan en cumplir esta promesa. El 12 de diciembre de 1993 Gaspar Núñez de Arce firma ‘El amanecer’. ‘Temprano y con sol’, de Emilia Pardo Bazán, abre esos días la sección ‘Cuentos de El Norte de Castilla’. Y así una larga lista de ilustres firmas encuentran cabida en las páginas del periódico.
En las ferias de septiembre de 1894, El Norte de Castilla publicó su primer extraordinario. El número constituía un alarde de buen gusto y estaba concebido al modo de las revistas ilustradas de la época. Pues bien, entre las firmas de ese número extraordinario destaca la de José Ortega Zapata, que colaboró con el diario durante un año, a lo largo del que ofreció a los lectores una serie de evocaciones retrospectivas sobre el Valladolid de los años 1830 a 1847. José Ortega y Zapata nació en Valladolid el 7 de agosto de 1825 y murió en Málaga en 1903. Padre de José Ortega y Munilla y abuelo de José Ortega y Gasset, su personalidad quedó oscurecida por la fama de sus descendientes.
Destacan por esos años las colaboraciones de otros escritores locales, entre ellos, José Martí y Monso, Ricardo Macías Picabea, Agapito Revilla, Narciso Alonso Cortés, Justo González Garrido, Francisco Antón, Andrés Torres Ruiz y Zacarías Ylera Medina.
El propio César Silió, oficialmente director del periódico, aunque esta responsabilidad y la de la gerencia la compartía con Santiago Alba, dejó su firma en algunos artículos. ‘Dura lex sed lex’ es probablemente uno de los primeros artículos que publicó en su periódico, bajo el epígrafe ‘Crónicas de actualidad’, en diciembre de 1993. Era un comentario sobre el fusilamiento de un soldado español por torturar y matar al moro Amadí en la campaña del Rif. La nueva maquinaria, el cambio de sede, las ediciones... Los nuevos propietarios fueron cumpliendo de forma sistemática los compromisos adquiridos con aquellos ‘suscritores’ y anunciantes de los que dependía la supervivencia del periódico.
Pero si bien mantuvieron una información de servicio a sus lectores que seguía siendo la base de su éxito, sus aspiraciones políticas, fundamentalmente las de Santiago Alba, cristalizaron en gran medida debido a la utilización de El Norte como portavoz de las mismas.
«Merece en justicia figurar el nombre de D. Santiago Alba entre los prestigiosos nombres que irán a las Cortes próximas, representando con carácter liberal los intereses de la provincia […] Hombre en ideas muy liberales, no solo las defiende con la palabra y con la pluma sino que las practica en la vida diaria con la sinceridad y la lealtad de un verdadero demócrata....» (El candidato por Toro. El Norte 7-2-1898).
Dice Juan Antonio Cano García en su tesis ‘Poder, política y partidos en Valladolid durante la Restauración’ que «el poder político fue conquistado por una persona: Santiago Alba, que siempre busco convertirse en un referente para la sociedad vallisoletana a través de una intensa actividad pública que abarcó aspectos como la prensa, el asociacionismo patronal e, incluso, el ocio. Su mensaje –dice– pretendía socializar a la ciudadanía, empezando por las élites locales, para movilizarlos en defensa de sus intereses».

Dos personalidades
César Silió Cortés nació en Rioseco el 18 de abril de 1865 y murió en Madrid en octubre de 1944. Ejerció la abogacía y, tras su etapa en El Norte de Castilla, dirigió el diario ‘La Libertad’. Fue presidente de la primera Asociación de la Prensa de Valladolid a finales de siglo. También fue concejal y teniente de alcalde de la capital vallisoletana, diputado provincial, senador por la Universidad de Valladolid (1914) que del partido conservador pasó al maurista. Ministro de Instrucción Pública con Maura (1919) y después con Sánchez Guerra. Colaboró con importantes revistas culturales y fue autor de notables obras de jurisprudencia, historia y literatura.
Santiago Alba y Bonifaz, nació en Zamora el 23 de diciembre de 1872. Lo fue todo durante casi medio siglo en El Norte de Castilla. Alma y cerebro del diario, era conocido cariñosamente por sus amigos y sus colaboradores más íntimos como El Prior.
Según Altabella, Alba hace –primero en ‘La Lealtad’ y en ‘La Opinión’, y después en El Norte– un periodismo de batalla, polémico, vibrante, vivo, que hará de él un redactor casi universal. Redactará gacetillas, crónicas, revistas de toros... Fue secretario de la Unión Nacional, ministro de la Corona en varias ocasiones, llegó a formar parte del Gobierno de concentración nacional presidido por Maura, aunque dimitió al poco tiempo. Tuvo que exiliarse porque le sorprendió el advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera cuando formaba parte del Gobierno de concentración liberal. La causa abierta contra Alba fue sobreseída al ocupar la Jefatura del Gobierno el general Berenguer, y en enero de 1930 regresó a España. Alfonso XII le ofreció la Presidencia del Gobierno cuando dimitió Berenguer, pero rehusó. Al proclamarse la II República, se afilió al Partido Radical de Lerroux, y en 1933 fue nombrado presidente de las Cortes. En 1936 abandonó España de nuevo por la Guerra Civil. Volvió a su patria para morir, en San Sebastián, el 7 de abril de 1949.

 

© El Norte de Castilla
El Norte de Castilla Digital S.L. B-47468152
C/ Vázquez de Menchaca 10, Polígono de Argales, 47008 Valladolid
Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa.