150 años de historia
LAS PERSONAS
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LOS ALBA
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GRUPO CORREO-VOCENTO
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LOS ALBA
 
  Un paseo por la década
La redacción. De pie, Luis Salado, Raimundo Castro, Luis Zapatero, Ramón Barco, Luis Salcedo y Francisco Zarandona. Sentados, Pío García, Enrique Gavilán, César Silió y Santiago Alba. / El Norte
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Políticos y literatos
Fernando Bravo
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Menudean las ‘Notas de Sport’, Pardo Bazán mantiene la publicación de cuentos, y la pérdida de Cuba llena las páginas del periódico. La redacción está plagada de políticos y escritores

 

 

 

 

 

 

 

 

LAS PERSONAS

A. Royo Villanova
Dirigió durante dos años el periódico y durante más de cuarenta presidió el Consejo de Administración.

Darío Velao
Redactor jefe. Sucedió en la dirección a Royo Villanova

Enrique Gavilán
Redactor. Alcalde de Valladolid.

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Gloutz, desde su sección ‘Por el Globo’, describía los avances sociales, sucesos escabrosos y los entresijos de la política internacional, desprestigiando a los ‘yankées’ y citando ilustres periódicos «londonenses», como ‘The Standard’, en sus crónicas; menudeaban ya las ‘Notas de Sport’; Santiago Corella firmaba informaciones sobre técnicas agrarias y ‘Un Agente Colegiado’ suscribía la crónica bursátil, plagada de comentarios personales –«Los cambios a 30 ¡El acabose! Emilia Pardo Bazán publicaba el 3 de enero de 1897 ‘La Paz’, uno de los cuentos con los que compartía la sección literaria junto a otras prestigiosas plumas.
La pérdida de Cuba –el 6 de enero de 1897 El Norte publica un especial de ocho páginas con los militares vallisoletanos destinado en la mayor de las Antillas– tuvo una destacada cobertura. Alba había escrito durante 1897 una serie de artículos bajo el título ‘Los aranceles de Cuba y la producción castellana’, en los que reflejaba la importancia económica que para los castellanos tenía la colonia. Asimismo, el desastre de la escuadra de Cervera en la bahía de Santiago de Cuba constituyó un ‘pisotón’ informativo de El Norte al resto de la prensa local. Alba, acompañado de un redactor, se desplazó a la estación del Norte donde lograron arrancar de las manos un ‘Heraldo’ –vespertino madrileño– a un pasajero de un tren procedente de Madrid. Al día siguiente El Norte daba la noticia del desastre, superando así la falta de noticias oficiales y la censura del telégrafo impuesta por el Gobierno.
La actividad política de Santiago Alba era paralela a la periodística. El 1 de enero de 1900 El Norte recogía en primera página una nota de ‘Nuestra Cámara de Comercio’, en la que se recogía la sesión de este órgano donde debían ser designados los delegados para la reunión de la Asamblea de Cámaras del día 14 en Valladolid, secuela de la celebrada dos años antes en Zaragoza. Los elegidos por aclamación fueron Juan Herrero Olea, que sería presidente del Consejo de Administración de El Norte; Francisco Javier Gutiérrez, entonces presidente de la Cámara de Valladolid, y Santiago Alba, como secretario. En aquella asamblea del día 14 quedó definitivamente constituido el movimiento Unión Nacional, pergeñado en Zaragoza, y cuyo primer secretario fue Santiago Alba.
De Juan Herrero Olea decía entonces El Norte: «No solo es un industrial y un hombre de negocios acaudalado, sino que figura entre los labradores de más inteligente actividad».

Darío Velao: «Dispénsenme...»
«Dispénseme mi querido amigo Silió, mi distinguido director... Dispénseme, asímismo, el entusiasta amigo Alba, el correctísimo Ramón Barco, el madrileño Martín Fernández, el obsequioso Castro, el chirigotero Rubio Borrás, el pulquérrimo Eduardo Zarandona, el bondadoso Delibes, el siempre adolescente Gómez Alzega, todos, en fin, los que componen esta casa de El Norte, dispénsenme, repito, si mi primer saludo va dirigido al pueblo vallisoletano, con el que créome obligado a una amplia presentación oficial que me libre de posteriores hablillas...»
La carta de presentación de Darío Velao como redactor jefe publicada en la edición del 1 de abril de 1897 –más tarde, Velao sería director de El Norte entre 1903 y 1911– hace una personal presentación de la redacción del periódico en aquella fecha.
Velao, novelista, poeta y dramaturgo, debía conocer bien a sus nuevos compañeros porque había sido redactor jefe y director interino de ‘La Libertad’ durante 14 años – «Allá, desde las columnas de ‘La Libertad’ aprendí a unir voluntades y a cosechar amigos»–. Aunque no todos lo debían ser. «Y terminaré –dice en su presentación– para no seros molesto, ofreciendoos no las soeces peregrinas de Bonafoux, ni los atildamientos de Burrell, ni las gracias de Estrañi, ni las nerviosidades de Cavia, ni los humorismos de Palacio, ni tantos otros afiligranados estilos que por allí bullen y campan. Yo os ofrezco imitar a mis queridos amigos, los que me acompañan hoy desde la magna lucha bajó la dirección pristísima de César y Santiago, estos dos resucitadores del periodismo de Castilla». Y se despide «seguro de que tantos renglones habrán hecho dormir a no pocos de mis lectores benévolos».
Su firma, Darío Velao, se acompaña del que sería su seudónimo, Fray Cándido.

Antonio Royo Villanova
Las discrepancias entre Alba y Silió colocaron a un ilustre colaborador, Antonio Royo Villanova, al frente de la Redacción, como una solución transitoria. Efectivamente, este catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Valladolid, diputado liberal, director general de Primera Enseñanza, consejero de Instrucción Pública y senador vitalicio, que negaría su adhesión al rey durante la dictadura de Primo de Rivera, apenas dirigió el periódico durante dos años. Su dedicación a la política le apartó pronto de la redacción, pero su trayectoria fue definitiva en la de El Norte, cuyo Consejo de Administración presidió durante más de cuarenta años. Su actividad parlamentaria, que destacó por sus discursos contra el separatismo y en favor de la unidad de España, tuvo reflejo en la línea editorial de El Norte.
«Durante mi estancia en Barcelona, he podido comprobar allí dos grandes injusticias: la una es el odio de los catalanes al castellano; la otra, la animosidad de los castellanos al catalán. Pude comprobar entre los castellanos de Barcelona, la creencia arraigada de que el catalán se expresa siempre en su idioma solo para molestarlos.» «Jamás, jamás, transigiré con que Cataluña sea una nación». Antonio Royo Villanova llegó a dimitir como director general de Primera Enseñanza cuando, siendo Romanones jefe de Gobierno, admitió la cooficialidad de la lengua catalana.

Redacción de fin de siglo
Altabella recoge en ‘El Norte de Castilla en su marco periodístico 1864-1965’ una fotografía con la casi totalidad de los miembros de la redacción de aquel fin de siglo. Aparecen en ella Raimundo Castro, Luis Salado y Salado, que en 1905 iría a trabajar a Madrid y fue redactor de varios periódicos, entre ellos el ‘Informaciones’; Ramón Barco, abogado y poeta, que poco después sería director de ‘La Opinión’ de Valladolid y colaborador de los periódicos madrileños ‘El Bazar’ y ‘El Nacional’.
En el grupo figura Luis Zapatero, poeta nacido en Valladolid, que ingresó en la carrera judicial y residió después en La Bañeza. Fue redactor de los periódicos de la capital ‘La Academia’, ‘La Igualdad’, ‘El Escolar’ y ‘El Eco de Castilla’ y director de otros, como ¡Velay! y el ‘Diario de Valladolid’. Zapatero obtuvo diversos premios en certámenes literarios y estrenó con éxito algunas obras teatrales.
Aparece también Francisco Zarandona, quien tenía la misión en el periódico de ‘hinchar’ telegramas, labor amplificadora del viejo periodismo, según Altabella, cuyo recuerdo se ha enriquecido de un sabroso y pintoresco anecdotario a causa de los dislates de algunos redactores. Zarandona era vallisoletano y había colaborado antes con otros periódicos de la ciudad. Presidió el Colegio de Abogados y fue diputado a Cortes. Enrique Gavilán fue diputado, senador, alcalde de Valladolid a los 30 años, presidente de la Diputación y director general de los Registros y Notariado.
La imagen se completa con Pío García, Luis Salcedo, el gerente, Santiago Alba, y el director, César Silió.
Por esos años pasaron también por El Norte el reportero Manuel Rubio Borrás, que hacía información teatral, y Daniel Blanco, que durante seis años publicó ‘Notas festivas’ una sección diaria en verso.

 

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