150 años de historia
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LOS ALBA
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GRUPO CORREO-VOCENTO
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LOS ALBA
 
  Un paseo por la década
La plantilla posa en los talleres en 1912. Sentados, por la izquierda, José Yaque Laurel, Juan María Bellogín (consejero), Darío Velao (subdirector), Antonio Royo Villanova (director), Ricardo Allué (redactor-jefe) y Andrés Torres Ruiz. En la fila inmediata, Daniel Mezquita, Francisco López Ordóñez, Francisco Carmona, Luis Sánchez Frías, Rafael Gutiérrez, José María Recio, Narciso Alonso Cortés, Albino Herrero Miguel y Antonio Martínez Cabezas.
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Por fin rotativo
Nieves caballero
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Durante la gerencia de Juan Martín Bellogín, el diario decano de la prensa española se fusiona con la Casa Santarén y la empresa emite nuevos títulos para ampliar el capital social hasta el millón de pesetas
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LA EMPRESA

Fusión
El diario se fusiona con la imprenta, librería y
papelería Casa Santarén.

Ampliación de capital
La empresa emite nuevos títulos y eleva su capital social hasta el millón de pesetas en dos ampliaciones sucesivas.

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El diario decano de la prensa española saluda la sexta década de su existencia en sus nuevas instalaciones del emblemático edificio de la calle Duque de la Victoria. Sin embargo, su imparable crecimiento planteaba además la necesidad de lograr una mayor rapidez en la tirada y el aumento del número de páginas. Con la adquisición de una maquinaria más moderna, El Norte de Castilla se convierte en el primer rotativo de la ciudad del Pisuerga. Durante estos años la empresa se fusiona con la Casa Santarén, una operación durante la que emite mil títulos y eleva su capital social al millón de pesetas. Sin renunciar a ofrecer a sus lectores la información del campo, el periódico gana en actualidad. Como empresa comercial, amén de periódico informativo, se suma a aquellas iniciativas que pretendían potenciar la capital desde el punto de vista turístico, como las ferias de septiembre. En esos momentos, el diario aboga por la creación de una federación regional de amigos de Castilla, interesada en fomentar el turismo y en dar a conocer las riquezas artísticas. El desarrollo del correo camina paralelo a la actividad del diario con el aumento de los envíos postales a la provincia.
La empresa adquiere la primera rotativa que llega a la ciudad, una Koening&Bauer con una potencia de diecisiete caballos de fuerza y capaz de producir 20.000 ejemplares a la hora, de cuatro, seis y ocho páginas. Paralelamente, acomete una radical transformación del taller de estereotipia. El nuevo equipo técnico se instaló en 1911 para estar a punto el 1 de enero de 1912. El editorial –entonces llamado ‘fondo’– de ese día justifica la necesidad de la nueva máquina y de las reformas acometidas en el edificio. «Para montar debidamente la máquina y su sección auxiliar de estereotipia hemos tenido que ensanchar nuestros talleres, uniendo a nuestra casa las dos vecinas de la calle Montero Calvo, y alzando sobre sus solares un nuevo cuerpo de edificio que completa la instalación de nuestro periódico, colocándose a la altura de los primeros…».

Expectación ante la nueva máquina
El redactor Francisco Antón y Casaseca traslada a su crónica la tensión que impregnaba el clima expectante de ese 31 de diciembre de 1911 en el que la rotativa echó a andar en presencia de consejeros, periodistas, empleados y operarios, que subían y bajaban de la redacción a los talleres, mientras salían las sucesivas pruebas de la moderna máquina de impresión. Con motivo de este estreno histórico, El Norte de Castilla también dio a la luz un número extraordinario.
Mientras unos hombres trabajaban en la mesa de redacción y los operarios se ocupaban de los aspectos técnicos, otros trataban de mantener el equilibrio entre ingresos y gastos, en unos momentos en los que la sociedad lleva un ritmo cada vez más acelerado. Durante esta década, se mantiene al frente de la gerencia Juan Martín Bellogín, que había asumido el cargo en 1902 y que se ocuparía de las cuentas hasta 1926, cuando tome el relevo Jacinto Altés Alonso. Juan Martín Bellogín –hermano del ilustre farmacéutico– era muy aficionado a realizar reformas en la casa para adaptar los espacios a las necesidades de una sociedad empresarial en constante crecimiento. Precisamente, la urgencia de nuevas ampliaciones llevarán a la empresa a elevar su capital a 500.000 pesetas y, para ello, lanza una emisión de 300 acciones, que fueron suscritas por un único inversor, Benito de la Cuesta. Entre 1905 y 1912, presidiría el Consejo de Administración Julio Guillén Saenz, padre del poeta Jorge Guillén, hasta que fue sustituido por Antonio Royo Villanova. A lo largo de 1913, la redacción disfruta de un nuevo invento, el servicio telefónico interurbano de la Compañía Peninsular de Teléfonos, que aumenta las herramientas técnicas de información.

Casa Santarén
En abril de 1913, El Norte de Castilla se fusiona con la Casa Santarén (fundada en 1800), uno de los establecimientos de imprenta, librería y papelería más antiguos de Castilla y de España. Altabella destaca que aquella tienda situada en los soportales de Fuente Dorada «fue como un termómetro de la cultura vallisoletana». Para llevar a cabo esta operación financiera, se emiten mil títulos más que elevan el capital social de la compañía al millón de pesetas. De esta manera, la empresa tiene un triple instrumento industrial: un periódico, una imprenta y una editorial. La operación llevó también a la fusión de los talleres gráficos de Santarén y la Imprenta Castellana. En esos días, el periódico salía con diez planas, con tipos del nueve y el ocho que se componían a mano y deprisa porque no se podían perder los correos.
Las campañas de defensa y mejora del campo castellano mantienen la prioridad. Hasta tal punto El Norte conservaba un gran prestigio debido a sus estadísticas del campo que, el 8 de febrero de 1915, el ministro de Hacienda, Gabino Bugallal Araujo, hizo en el Senado el mejor elogio posible al confirmar que confiaba en los datos de los mercados nacionales e internacionales que ofrecía el periódico castellano, «el más autorizado en materias agrícolas», tanto como en las estadísticas oficiales. Tal como destacaría Francisco de Cossío, en esos momentos redactor del diario y más tarde su director, «en aquellos tiempos Castilla, que daba pan a dos terceras partes de España, apenas contaba en los cenáculos políticos y en las componendas interesadas de los partidos», pero su periódico portavoz, El Norte de Castilla, se escuchaba con respeto en la Corte.

 

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