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LA EMPRESA |
Fusión
El diario se fusiona con la
imprenta, librería
y
papelería Casa Santarén.
Ampliación de capital
La empresa emite nuevos títulos
y eleva su capital social
hasta el millón de
pesetas en dos ampliaciones
sucesivas. |
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El diario decano de la prensa española
saluda la sexta década de su existencia
en sus nuevas instalaciones del emblemático
edificio de la calle Duque de la Victoria.
Sin embargo, su imparable crecimiento
planteaba además la necesidad de
lograr una mayor rapidez en la tirada
y el aumento del número de páginas.
Con la adquisición de una maquinaria
más moderna, El Norte de Castilla
se convierte en el primer rotativo de
la ciudad del Pisuerga. Durante estos
años la empresa se fusiona con
la Casa Santarén, una operación
durante la que emite mil títulos
y eleva su capital social al millón
de pesetas. Sin renunciar a ofrecer a
sus lectores la información del
campo, el periódico gana en actualidad.
Como empresa comercial, amén de
periódico informativo, se suma
a aquellas iniciativas que pretendían
potenciar la capital desde el punto de
vista turístico, como las ferias
de septiembre. En esos momentos, el diario
aboga por la creación de una federación
regional de amigos de Castilla, interesada
en fomentar el turismo y en dar a conocer
las riquezas artísticas. El desarrollo
del correo camina paralelo a la actividad
del diario con el aumento de los envíos
postales a la provincia.
La empresa adquiere la primera rotativa
que llega a la ciudad, una Koening&Bauer
con una potencia de diecisiete caballos
de fuerza y capaz de producir 20.000 ejemplares
a la hora, de cuatro, seis y ocho páginas.
Paralelamente, acomete una radical transformación
del taller de estereotipia. El nuevo equipo
técnico se instaló en 1911
para estar a punto el 1 de enero de 1912.
El editorial –entonces llamado ‘fondo’–
de ese día justifica la necesidad
de la nueva máquina y de las reformas
acometidas en el edificio. «Para
montar debidamente la máquina y
su sección auxiliar de estereotipia
hemos tenido que ensanchar nuestros talleres,
uniendo a nuestra casa las dos vecinas
de la calle Montero Calvo, y alzando sobre
sus solares un nuevo cuerpo de edificio
que completa la instalación de
nuestro periódico, colocándose
a la altura de los primeros…».
Expectación
ante la nueva máquina
El redactor Francisco Antón
y Casaseca traslada a su crónica
la tensión que impregnaba el clima
expectante de ese 31 de diciembre de 1911
en el que la rotativa echó a andar
en presencia de consejeros, periodistas,
empleados y operarios, que subían
y bajaban de la redacción a los
talleres, mientras salían las sucesivas
pruebas de la moderna máquina de
impresión. Con motivo de este estreno
histórico, El Norte de Castilla
también dio a la luz un número
extraordinario.
Mientras unos hombres trabajaban en la
mesa de redacción y los operarios
se ocupaban de los aspectos técnicos,
otros trataban de mantener el equilibrio
entre ingresos y gastos, en unos momentos
en los que la sociedad lleva un ritmo
cada vez más acelerado. Durante
esta década, se mantiene al frente
de la gerencia Juan Martín Bellogín,
que había asumido el cargo en 1902
y que se ocuparía de las cuentas
hasta 1926, cuando tome el relevo Jacinto
Altés Alonso. Juan Martín
Bellogín –hermano del ilustre
farmacéutico– era muy aficionado
a realizar reformas en la casa para adaptar
los espacios a las necesidades de una
sociedad empresarial en constante crecimiento.
Precisamente, la urgencia de nuevas ampliaciones
llevarán a la empresa a elevar
su capital a 500.000 pesetas y, para ello,
lanza una emisión de 300 acciones,
que fueron suscritas por un único
inversor, Benito de la Cuesta. Entre 1905
y 1912, presidiría el Consejo de
Administración Julio Guillén
Saenz, padre del poeta Jorge Guillén,
hasta que fue sustituido por Antonio Royo
Villanova. A lo largo de 1913, la redacción
disfruta de un nuevo invento, el servicio
telefónico interurbano de la Compañía
Peninsular de Teléfonos, que aumenta
las herramientas técnicas de información.
Casa Santarén
En abril de 1913, El Norte de
Castilla se fusiona con la Casa Santarén
(fundada en 1800), uno de los establecimientos
de imprenta, librería y papelería
más antiguos de Castilla y de España.
Altabella destaca que aquella tienda situada
en los soportales de Fuente Dorada «fue
como un termómetro de la cultura
vallisoletana». Para llevar a cabo
esta operación financiera, se emiten
mil títulos más que elevan
el capital social de la compañía
al millón de pesetas. De esta manera,
la empresa tiene un triple instrumento
industrial: un periódico, una imprenta
y una editorial. La operación llevó
también a la fusión de los
talleres gráficos de Santarén
y la Imprenta Castellana. En esos días,
el periódico salía con diez
planas, con tipos del nueve y el ocho
que se componían a mano y deprisa
porque no se podían perder los
correos.
Las campañas de defensa y mejora
del campo castellano mantienen la prioridad.
Hasta tal punto El Norte conservaba un
gran prestigio debido a sus estadísticas
del campo que, el 8 de febrero de 1915,
el ministro de Hacienda, Gabino Bugallal
Araujo, hizo en el Senado el mejor elogio
posible al confirmar que confiaba en los
datos de los mercados nacionales e internacionales
que ofrecía el periódico
castellano, «el más autorizado
en materias agrícolas», tanto
como en las estadísticas oficiales.
Tal como destacaría Francisco de
Cossío, en esos momentos redactor
del diario y más tarde su director,
«en aquellos tiempos Castilla, que
daba pan a dos terceras partes de España,
apenas contaba en los cenáculos
políticos y en las componendas
interesadas de los partidos», pero
su periódico portavoz, El Norte
de Castilla, se escuchaba con respeto
en la Corte. |