150 años de historia
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LOS ALBA
 
  Un paseo por la década
Nuevas vías. Los teletipos Creed funcionaron durante muchos años, y al final fueron sustituidos por unos Siemens. / El Norte
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Suena el teletipo
Antonio g. Encinas
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En 1935 el periódico incorpora una nueva forma de transmitir y recibir
la información con dos teletipos Creed, que deja atrás el tradicional telégrafo eléctrico, surtidor de informaciones desde 1854
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LA TÉCNICA

Cambio radical
Los teletipos adquiridos por El Norte permitían recibir hasta 65 palabras por minuto. En cinco horas de suscripción, casi veinte mil palabras.

Otros modelos
En los últimos años del teletipo, el diario utilizó también modelos de la marca Siemens.

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Un ejemplo. El día que inauguró el teletipo, El Norte reprodujo este a modo de ejemplo para sus lectores.

 

El telégrafo, motor del periodismo del siglo XIX, consiguió a duras penas entrar en el XX. En 1914, la agencia Asociated Press instala en su servicio de Nueva York máquinas automáticas de recepción de teletipos. En 1920, el uso de este invento es ya habitual en los periódicos europeos. Supone un cambio crucial respecto al telégrafo, y es que se transmite a través de la línea telefónica. Con una definición básica, sería un aparato telegráfico con teclado, con un receptor que imprime el mensaje en caracteres tipográficos. En España se utilizaron mucho los Morkrum, que en sus inicios imprimían a una velocidad de unas 20 palabras por minuto, inferior a los Baudot, muy utilizados en Francia por entonces y que también vivieron su época de esplendor en España.
El periódico comenzó a utilizar el teletipo en 1935, es decir, más tarde que otros medios españoles pero, al mismo tiempo, con la ventaja de conocer muy bien los diferentes modelos de teletipo existentes. Eso le llevó a escoger transmisores-receptores del llamado sistema Creed. Según se recoge en el libro ‘El Palacio de Comunicaciones. Un siglo de historia de Correos y Telégrafos’, en ese año la red telegráfica española había alcanzado los 53.381 kilómetros, cuando a principio de siglo constaba de unos 29.030 kilómetros. Los modelos ‘Creed rápidos’ eran capaces de transmitir unos 400 signos por segundo, equivalentes a 65 palabras por minuto. En 1934, un año antes de la adquisición de teletipos por parte de El Norte, en España había 145 modelos de la casa Morkrum y 21, de Creed.
El 2 de agosto de 1935, El Norte titula en una noticia en primera página: «Ha quedado instalado en nuestra redacción un equipo completo con dos transmisores-receptores de Teletipo, ‘sistema Creed’», y acompaña la información con dos fotografías de Cacho en las que se muestra el invento.
El periódico comienza su aventura con el teletipo con un abono de cinco horas diarias de recepción, «de diez de la noche a tres de la madrugada, con lo que nos será permitido ampliar las informaciones y facilitar el trabajo en nuestras linotipias». A lo largo de esas cinco horas de tintineo del teletipo, la redacción recibirá «unas 20.000 palabras, equivalentes a 28 columnas de El Norte de Castilla».
El esfuerzo tecnológico parece dar pronto sus frutos informativos. El 10 de diciembre, el periódico cuenta en una nota en la primera página cómo ha conseguido adelantar una noticia que se produjo en el Congreso de los Diputados a altas horas de la madrugada. «Hemos de consignar con satisfacción el éxito informativo conseguido por nosotros en nuestro número del domingo. En virtud de haber mantenido desde las cuatro de la madrugada un servicio permanente de teletipo y teléfono con Madrid, pudimos reseñar en nuestra edición de Valladolid todos los incidentes de la sesión del Congreso hasta las siete menos cuarto de la mañana. Ninguno otro periódico de España ha podido dar a sus lectores noticia de las votaciones que afectaban a los señores Lerroux, Moreno Calvo y Tombela, incluyendo a los de Madrid, que tenían las fuentes de información a la puerta de sus redacciones».
Concluye la nota explicando que «los que conocen la mecánica interior de un periódico [...] se darán cuenta del esfuerzo que hay que realizar para que una noticia producida en Madrid a las siete menos cuarto de la mañana, hayamos podido servirla a nuestros lectores, en el periódico, una hora después».

Teletipos requisados
Los teletipos de El Norte protagonizaron una curiosa anécdota que años después rememoraban tanto Miguel Delibes como Fernando Altés Bustelo. Delibes, con motivo del cambio de sede del periódico al polígono de Argales (1995), recordaba con nostalgia la sede de Duque de la Victoria. «En la minúscula cabina contigua, dos viejos teletipos –decían que uno de ellos había hecho la guerra– nos arrullaban con su teclear monótono. De cuando en cuando, dos muchachos, Emiliano y Melcón, los ordenanzas de noche, recortaban las tiras informativas o bajaban a Félix Esquerro, el regente, al que se le había puesto rubio el bigote blanco de tanto fumar, las escasas noticias tituladas».
Unos años antes, Fernando Altés Bustelo profundizaba en aquella anécdota. «Estos teletipos fueron los primeros que hubo en Valladolid (antes, era la época del telégrafo, léase de hinchar el despacho, y del teléfono para corresponsales importantes y taquígrafos); eso ya justificaría su conservación, pero además tienen otra historia: en el año 1936 fueron requisados por el Ejército nacionalista y, llevados a Burgos, prestaron servicio en el Cuartel General de Franco hasta el final de la Guerra Civil. Después fueron devueltos al periódico y siguieron funcionando durante bastante tiempo. Mis primeros recuerdos de esta casa están en buena manera ligados a ellos, al color rojizo del hule que revestía el cuartito en que estaban instalados y al olor de ese mismo hule y de la tinta ‘fifty-fifty’».

 

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