150 años de historia
LA EMPRESA
LOS ORÍGENES
  1856-1866
  1867-1876
  1877-1886
LOS ALBA
  1887-1896
  1897-1906
  1907-1916
  1917-1926
  1927-1936
  1937-1946
  1947-1956
  1957-1966
ROYO-VILLANOVA Y ALTÉS
  1967-1976
  1977-1986
GRUPO CORREO-VOCENTO
  1987-1996
  1997-2006
 
 
RoYo-VIllanova y altés
 
  Un paseo por la década
 
CONTENIDO
  Fin de los Alba
  El Grupo Tácito
fin de lOS alba
Nieves caballero
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En 1988. Alejandro Royo-Villanova en un despacho de la sede de la calle Duque de la Victoria.

 

 

 

 

 

 

 

 

LA EMPRESA
Accionariado
En 1970, la familia Alba, que tenía la mayoría de la sociedad, vende sus participaciones al Consejo. Con la operación, se convierten en mayores accionistas las familias Royo-Villanova (18%), Altés (17%) y Fernández Araoz (15%).
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En los años setenta del pasado siglo se vuelve a registrar un cambio de manos en la sociedad de El Norte de Castilla, un hecho que no se producía desde 1893, cuando Santiago Alba y César Silió –dos jóvenes nacidos en el seno de insignes familias de la época– se hicieron con las riendas del diario decano de la prensa española, aunque, como ya se ha mencionado anteriormente, las diferencias políticas entre ambos provocaron pronto que el segundo abandonara el periódico. Aquello había sucedido en 1901, desde entonces Santiago Alba y sus herederos se convierten en los principales propietarios y mantienen la hegemonía en el accionariado del periódico vallisoletano hasta 1970, momento en el que los Alba venden sus participaciones, que se reparten entre los accionistas. A partir de entonces, obtendrán la supremacía las familias Royo-Villanova y Altés, dos sagas que habían marcado ya su impronta en el rotativo con sede en la céntrica calle vallisoletana de Duque de la Victoria. En primer lugar, Antonio Royo Villanova había sido contratado como gerente en 1912, aunque antes había dirigido la redacción y, solamente después de su muerte, ocurrida en 1856, fue sustituido por el hijo primogénito del impulsor del albismo. César Alba Delibes presidiría desde ese momento la empresa. Por otra parte, Fernando Altés Villanueva se ocupaba de los números y las cuentas desde 1949, con tal tino que es considerado el gran gerente del diario en sus 150 años de historia.
El actual presidente del Consejo de Administración de El Norte de Castilla, Alejandro Royo-Villanova, recuerda bien aquellos años. «Muere mi abuelo y le sigue como presidente del Consejo de Administración César Alba Delibes, el hijo mayor de Santiago Alba. Cuando en 1965 fallece mi padre –Segismundo Royo-Villanova y Fernández Cavada–, entro en el consejo y, casi inmediatamente después, me nombran adjunto a la Presidencia o representante del presidente de la sociedad en Madrid», explica el nieto del que fuera presidente de la sociedad durante 44 años. Entre sus funciones se encontraba la de despachar todos los asuntos relacionados con el Consejo de Administración del diario y la de lidiar con Manuel Fraga Iribarne, en ese momento ministro de Información y Turismo, y el resto del equipo de Gobierno.
En 1970, el actual presidente del rotativo tiene 29 años y es testigo directo de uno de los momentos más críticos que viven el Consejo de Administración y la Junta General de Accionistas de El Norte. Según su testimonio, existió una operación –que fue neutralizada desde el interior de la sociedad– para que el Opus Dei entrara a formar parte del accionariado del diario vallisoletano a través del recientemente fallecido Luis Valls Taberner, una de las figuras más emblemáticas de la banca española, que poco después, en 1972 sería nombrado presidente del Banco Popular, y de uno de los miembros de la familia Alba. En aquellos momentos, la institución fundada por José María Escrivá de Balaguer empezaba a controlar el Consejo de Ministros de Franco, con el almirante Luis Carrero Blanco a la cabeza, en clara pugna con Federico Silva Muñoz, ministro de Obras Públicas y democristiano. Los grandes accionistas en ese momento pertenecían a la familia Alba, que controlaba más del 50% de la sociedad.
«Fue un principio duro en el que la familia Alba vendió sus acciones, que decidió adquirir el Consejo de Administración con un esfuerzo económico enorme. Compramos en base proporcional al número de acciones que teníamos cada uno de nosotros», asegura Royo-Villanova, quien señala que nunca se volvieron a repetir este tipo de problemas porque entre todas las familias controlaban más de setenta por ciento del accionariado de la sociedad. Después de la muerte de Guillén, la familia Royo-Villanova obtuvo la mayoría de la sociedad (18%), seguida por la saga que encabezaba Fernando Altés Villanueva (17%) y los Fernández Araoz (15%), mientras que el resto representaba el 3%, el 4% o, como mucho, el 5%.

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Homenaje en el 2002. Un cuarto de siglo después de las elecciones democráticas, los miembros del Grupo Tácito fueron homenajeados en el Colegio Universitario San Pablo de Madrid, en el que muchos de ellos habían estudiado. Era el 7 de marzo del 2002. Alejandro Royo-Villanova es el segundo por la izquierda.
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El Grupo tácito
Javier Aguiar
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El diario, junto a una veintena de periódicos españoles, publicaba una serie de artículos de opinión críticos con el franquismo que eran escritos por destacados intelectuales
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El Grupo Tácito jugó un importante papel en la etapa final del franquismo y los primeros años de la transición a la democracia. Fundado por Alfonso Osorio García en el año 1973, este grupo de intelectuales españoles destacó por difundir sus ideas democristianas a través de artículos en prensa bajo este seudónimo colectivo. Los artículos de esta plataforma de opinión auguraban un nuevo destino para el régimen franquista. Íñigo Cavero, Leopoldo Calvo Sotelo, Landelino Lavilla, Marcelino Oreja, José Luis Álvarez, Abelardo Algora, Fernando Álvarez de Miranda y Andrés Reguera Guajardo son algunos de los miembros destacados de aquel colectivo. Otro de aquellos hombres era el actual presidente del Consejo de Administración de El Norte de Castilla, Alejandro Royo-Villanova, quien recuerda aquella época con entusiasmo.
«Me invitaron a participar en el Grupo Tácito, –explica Royo-Villanova–. En un principio, dije que no podía ser porque ellos eran democristianos y yo era liberal. Pero me convencieron porque querían que hubiera también liberales». El ya presidente del Consejo de Administración del diario decano de la prensa española puso como condición que el misma día que saliera la editorial en el ‘Ya’ se publicara también en otros periódicos regionales. Le pidieron a Alejandro Royo-Villanova que se ocupara en persona de organizarlo. «Personalmente llamé a veinte periódicos españoles –’El Heraldo de Aragón’, ‘La Voz de Galicia’, etcétera–, excepto de Madrid porque estaba el ‘Ya’, y todos los directores y presidentes estuvieron de acuerdo. De esta manera, nuestros artículos salieron en veinte periódicos simultáneamente los viernes, durante tres años», asegura, convencido de que todos los planteamientos políticos de la transición –y posteriormente de Adolfo Suárez– los había elaborado el Grupo Tácito a lo largo de esos años.
Pero, ¿cómo eran aquellos artículos? Hablaban del posfranquismo y la transición, algo que no gustaba en absoluto al Gobierno del dictador. «Por uno de esos artículos nos procesaron en el TOP (el Tribunal de Orden Público) a seis o siete personas, entre ellas, Otero Novas, José Luis Álvarez, Marcelino Oreja, Juan Carlos Guerra Zunzunegui y Gabriel Cañadas», rememora Royo-Villanova. Aquel proceso no llegó a prosperar por la enfermedad y posterior muerte de Francisco Franco. «Nos salvamos por eso», añade. El Grupo Tácito desapareció con el fallecimiento del autócrata. «Muere en el momento en el que constituimos el primer Partido Popular (PP). Yo fui su primer secretario. Lo constituimos por la mañana y, por la tarde, tres de las personas del PP fundamos la Coalición Electoral Centro Democrático. Ese PP era el Grupo Tácito transformado en partido político. Por el contrario, AP era Fraga Iribarne que estaba en otra guerra distinta con los llamados ‘siete magníficos’, entre ellos, Federico Silva y López Letona, la derecha del Régimen».
¿De qué manera influyó el Grupo Tácito en El Norte de Castilla? «De una forma muy indirecta. El Norte ha sido tradicionalmente un periódico liberal e independiente. Lo he proclamado hasta en ruso. Cada uno opinará como opine, pero la esencia es la personalidad del diario forjada a lo largo de la historia», defiende a capa y espada Alejandro Royo-Villanova.

 

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