Inventos.
Arriba, telefoto utilizado
por el diario ‘El Correo’,
similar al que usó El Norte.
Sobre estas líneas, una Dimo
que servía para hacer las etiquetas
de los suscriptores. |
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LA TÉCNICA |
Otros inventos
El fax, ahora en vías de extinción
por la llegada del ‘email’;
o el tipómetro, utilizado durante
muchos años en la maquetación
de páginas. |
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En 150 años
de historia, las rotativas se llevan,
por la inversión que suponen y
por su presencia descomunal, la gloria
en la parte técnica del periódico.
Sin embargo, su relevancia disminuiría
sin la aportación de otros inventos
en los que a veces se repara poco, e incluso
de aquellos que se vieron desbordados
tan rápidamente por el progreso
que se quedaron inservibles antes de empezar
a funcionar. Estos son solo algunos ejemplos.
LUDLOW: La Ludlow estaba a medio camino
entre la composición manual y la
composición mecánica. Recibía
este nombre por la empresa fundadora,
la Ludlow Typograph Co., aunque después
surgieron otras fábricas que aportaron
ingenios similares. La patente viene de
1913, y en ella se describe una máquina
en la que el operador componía
a mano los textos, generalmente en cuerpos
bastante grandes, pero con matrices en
lugar de tipos móviles. Después,
el componedor se colocaba en la máquina
y se rellenaba la línea con plomo
fundido, igual que sucedía con
la linotipia.
En El Norte ya existía una linotipia
apta para componer titulares de un tamaño
medio, pero la Ludlow se utilizó
para cuerpos aún más grandes.
El proceso era idéntico. El componedor,
con las matrices colocadas, se fijaba
a la máquina y a continuación
se rellenaba la línea con plomo
fundido. Las matrices, una vez sacada
la línea, podían volver
a utilizarse, al igual que ocurría
con la linotipia. «Hacia 1970 se
introduce la Ludlow», recuerda Miguel
de Torre, «que ya funcionaba con
matrices de linotipia de cuerpos grandes,
del 48 o del 60».
Lo más curioso de la ‘Ludlow’
de El Norte es que, a pesar de que todo
el mundo la conocía por ese nombre,
en realidad era un modelo llamado ‘Nebitype’,
de funcionamiento similar pero de apariencia
distinta. Concretamente, la que aparece
en la fotografía es una Nebitype
NTC-61 de metal, y se comenzó a
construir aproximadamente en el año
1930. La máquina consistía
en un mecanismo que contenía un
crisol para calentar el plomo, unas palancas
y un motor.
LINOTIPIA ELEKTRON: En la sala de máquinas
de El Norte de Castilla, compuesta por
nueve linotipias, llegó a funcionar
un modelo electrónico, la Lynotipe
Elektron, que permitía una mayor
velocidad a la hora de teclear las líneas.
Paco Peláez, hoy jefe de sección
de Diseño, trabajó con ella
y comprobó hasta qué punto
era más rápida que las tradicionales.
Incluso se intentó adaptar para
utilizarla junto con los procedimientos
de cinta perforada, aunque esa idea se
desechó pronto.
Para los titulares medianos ya empezaba
a valer la linotipia, hasta el cuerpo
24 aproximadamente. Ya en 1969-70. En
la linotipia para titulares solo se podían
hacer titulares de hasta dos columnas
de ancho. Si eran de tres, había
que hacerlo de dos veces y luego se unía
en la rama. Por eso, a veces los espacios
entre palabras se ajustaban mal.
La de los titulares tenía cuatro
o cinco almacenes de cuerpos distintos.
Se hacían primero todos los de
cuerpo 20, por ejemplo, antes de cambiar
a otro.
XENOTRON: A veces las ganas de adaptarse
a la tecnología de última
hora provoca que las cosas salgan al contrario
de lo esperado. Paz Suárez y Paco
Peláez fueron los encargados de
visitar la sede de ‘La Voz de Galicia’
para aprender a manejarla. Era a mediados
de los ochenta. «Trajeron dos máquinas,
se metieron las familias [tipográficas]
y todo, y al final nada, no funcionó».
Durante años, las dos Xenotron
durmieron en las entrañas del polígono
de Argales, hasta que desembocaron en
el reciclaje. La leyenda habla de su elevadísimo
coste, 11 millones de pesetas (66.000
euros) cada una, según unos, y
12,5 millones (75.000 euros), según
Miguel de Torre. En cualquier caso, una
cantidad de dinero ingente para unas máquinas
que nunca llegaron a prestar servicio,
aunque otras similares, los Atex de Kodak,
sí lo hicieron en otros medios,
como en ‘La Vanguardia’ o
en ‘Las Provincias’, según
recuerda José Luis Lloret, hoy
subdirector de El Norte y entonces en
el diario levantino.
El objetivo de la Xenotron era lograr
que las páginas quedaran compuestas
y listas para pasar a la fase de impresión.
«Tenían que funcionar con
filmadora, pero que no fuera de rayos
catódicos, sino láser, y
aquí no la teníamos: la
láser filmaba fotos y tramas, y
la de catódicos, solo textos y
algún negativo», recuerda
De Torre. Después llegó
la era del Mac y eso acabó por
condenar a los ‘xenotrones’,
como eran conocidos en el periódico,
al ostracismo.
TELEFOTO: Hace tan solo 25 años
las fotos de agencia aún llegaban
en el tren. Cerrar pronto el periódico
era una quimera. Hoy se cierra una edición,
la regional, a las once de la noche. Entonces
el periódico se daba por concluido
a las tres de la mañana. Fernando
y Marcelino se encargaban de acudir a
la estación y recoger las fotos
hasta que en el año 1980 el periódico
puso en la redacción el telefoto.
Fue un aparato valiosísimo cuyo
uso se propagó velozmente por los
periódicos nacionales. Consistía
en una especie de fax de alta calidad
que permitía recibir imágenes.
Llegaban junto con el pie de foto mecanografiado.
El papel que se utilizaba para recibirlas
era fotográfico, por lo que resultaba
un procedimiento carísimo. La agencia
Efe comienza a utilizar el sistema Unifax
–en la imagen– en el año
1963. Según recuerdan los fotógrafos
del periódico, el telefoto funcionó
hasta 1995 o 1996, aunque en esa época
ya se recibían pocas mediante ese
sistema.
DIMO: La atención al suscriptor
comienza por identificar su periódico.
El Norte contaba antaño con una
especie de Dimo que servía para
grabar sobre zinc los nombres de los suscriptores.
Esas planchas se pasaban después
por una multicopista para sacar en papel
las tarjetas que se pegaban sobre cada
ejemplar con el nombre y la dirección
del suscriptor.
TELÉFONO: El 17 de agosto de 1915,
junto a una fotografía de las cinco
sonrientes telefonistas de la Central
de Teléfonos Urbanos, El Norte
explica que a diario se transmiten 1.500
conferencias, «y en días
de acontecimientos extraordinarios, pasan
de 2.500». Desde el primer momento,
aproximadamente desde 1907, el periódico
cuenta con el servicio telefónico
como una herramienta valiosísima.
De hecho, se apresura a poner bajo su
cabecera, bien visible: «Teléfono
71». Los epígrafes del estilo
de «Conferencia Telefónica,
Servicio especial de El Norte» son
habituales. Cien años después
de aquel 71, el 983 412100 no es sino
la cabeza de un pulpo con 107 extensiones,
móviles y delegaciones –Segovia,
Zamora y Palencia– aparte.
REPROMASTER: Era una especie de cámara
fotográfica, pero a escala gigante.
Capaz, por su tamaño, de albergar
en su interior a una persona. «Se
cogía el original, se fotografiaba
y se adaptaba a la medida a la que iba
a ir en la página para hacer un
negativo. Se utilizaba para hacer grabados,
y se utilizó hacia 1950 y 1960»,
explica Miguel de Torre. Funcionaba con
lámparas similares a las de los
flashes antiguos. Máquinas parecidas
evolucionaron hacia las filmadoras posteriores,
que servían para crear los fotolitos
necesarios para trabajar con el ‘offset’.
Un fotolito es el cliché que reproduce
la página sobre negativo.
GUILLOTINA: Una guillotina que funcionaba
a pedal permitía cortar las planchas
de zinc que contenían varias fotos,
e incluso reducir el tamaño de
las imágenes si se habían
calculado mal para poder colocarlas en
la página. |