150 años de historia
LA EMPRESA
LOS ORÍGENES
  1856-1866
  1867-1876
  1877-1886
LOS ALBA
  1887-1896
  1897-1906
  1907-1916
  1917-1926
  1927-1936
  1937-1946
  1947-1956
  1957-1966
ROYO-VILLANOVA Y ALTÉS
  1967-1976
  1977-1986
GRUPO CORREO-VOCENTO
  1987-1996
  1997-2006
 
 
Grupo Correo-Vocento
 
  Un paseo por la década
 
CONTENIDO
  Un matutino para Palencia
  Con el lector de Zamora
  Desayuno con El Norte de Segovia
  «La solución pasaba por la unión de los periódicos» -Manuel Delibes Setién
  Cambio de dueños
3 de febrero de 1988. Alejandro Royo-Villanova se dirige a los invitados en presencia de Juan José Lucas, Jesús Mañueco, José María Aznar, Esteban Egea, Javier García Escudero, Fernando Altés Bustelo, Miguel Ángel Cortés y Miguel Delibes. / J. Ruiz
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Un matutino para palencia
Nieves caballero
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El 4 de febrero de 1988 salen a la calle los primeros ejemplares de la edición palentina de El Norte de Castilla con el objetivo de ampliar las páginas destinadas a la información local y provincial
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LA EMPRESA

Delegación
Cinco redactores y un fotógrafo trabajaban en la Plaza del Mercado.

Cambio de sede
En junio de 1993, la redacción y la administración de El Norte de Zamora se trasladan a la calle San Pablo. En la actualidad trabajan ocho personas, además de los colaboradores.

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En su histórico empeño por llegar al mayor número posible de lectores en la región, El Norte de Castilla lanza las ediciones de Palencia, Zamora y Segovia durante esta década. Con la apertura de la edición de Palencia, el periódico da cumplimiento a un viejo deseo que parecía haberse hecho realidad el 23 de diciembre de 1955, cuando Fernando Altés Villanueva y Miguel Delibes, por aquella época gerente y director, respectivamente, ponían en marcha una edición palentina que no sobrevivió más que once meses. Sin embargo, el viejo proyecto se consolida el miércoles 4 de febrero de 1988, con el periodista Javier García Escudero como delegado, quien destaca que la empresa consideró en ese momento que era necesario «dar un salto de calidad para atender a los lectores palentinos con una edición propia». Además, se convierte en el primer matutino de Palencia, frente a la competencia, que salía por la tarde. El principal objetivo era ampliar la información local y provincial de la que se encargaba desde hacía cuatro años una delegación.
Una corresponsalía de la que se ocupaba Fernando Bravo –al que en vacaciones sustituía Javier García Escudero– y que permitía llenar con las noticias más destacadas de Palencia una o dos de las páginas diarias de la edición de Valladolid, fue el antecedente más inmediato para crear la delegación que se pone en marcha en 1984 en un local alquilado de la calle José Zorrilla con Manuel Trapote al frente. Cuatro años después la plantilla de redactores, publicistas y personal de administración se traslada al número 4 de la calle Cardenal Almaraz, en el edificio Centro Comercial El Seminario, para dar a la luz la edición de Palencia. Javier García Escudero recuerda que los consejeros Fernando Altés Villanueva y Miguel Delibes, así como el director, Fernando Altés Bustelo, y el gerente, Manuel Delibes, se ocuparon personalmente de las negociaciones para la compra del nuevo local. Unos encuentros que tuvieron lugar en la capital palentina y a los que asistían en ocasiones el consejero del diario José Antonio Rubio Sacristán y el escritor José Jiménez Lozano.
Sin embargo, las noticias de Palencia habían tenido reflejo en las páginas del diario más antiguo de la prensa española muchos años antes. Uno de los primeros corresponsales fue Pedro Buey Alario, natural de Magaz de Pisuerga y funcionario de la Diputación. Más tarde, Mariano del Mazo hacía llegar a Valladolid los aconteceres palentinos desde su piso de la Calle Mayor. Otro conocido corresponsal palentino había sido Conrado Sabugo, cuyas crónicas sobre la situación del campo y su defensa del Plan de Tierras de Campos, bajo la firma de ‘C. Kellex’, traspasaron en su día los límites de la provincia palentina hasta llegar a poner en un brete a los censores y a los ministros de Agricultura del Gobierno de Franco. El ferroviario jubilado José Pérez Llorente también fue un informador puntual de Palencia para El Norte de Castilla desde los años sesenta.

Fiesta en un hotel palentino
La presentación en sociedad de la edición palentina tiene lugar la noche del 3 de febrero de 1988 en un hotel de Palencia durante una fiesta a la que asisten dos centenares y medio de invitados. Entre ellos se encontraba el entonces presidente de la Junta de Castilla y León, José María Aznar, quien aludió al espíritu de libertad que ha caracterizado a El Norte a lo largo de su existencia, además de destacar su capacidad de expansión para salir al encuentro de los lectores en la capital y la provincia palentinas. Por su parte, el presidente del Consejo de Administración, Alejandro Royo-Villanova, subrayaba entonces que la vinculación especial que el periódico siempre ha tenido con la provincia de Palencia obligaba a dar el paso para poner en marcha el nuevo proyecto: «Nace de la necesidad de hacer un Norte de Castilla estrictamente palentino, con un cuerpo de redactores y corresponsales de todos los pueblos palentinos y con todas las noticias, solicitudes e información de la ciudad de Palencia».
El presidente de la empresa editora estuvo acompañado por dos de la personas que más habían luchado a lo largo los años para montar la edición palentina: Fernando Altés Villanueva, consejero delegado de la sociedad, y el escritor Miguel Delibes; pero tampoco faltaron el director, Fernando Altés Bustelo, y el gerente, Manuel Delibes.

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Delegación de Zamora. Teresa García Fueyo coordinaba la edición de Zamora en el número 7 de la Plaza del Mercado. Junto a ella aparecen Francisco Peláez, Jacinta Esteban, Gracia Quintana y Mar Domínguez, sentada de espaldas. / Luis Calleja
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Con el lector de zamora
Nieves caballero
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La edición zamorana de El Norte de Castilla se hace realidad el 29 de agosto de 1992 tras la inesperada desaparición de ‘El Correo de Zamora’, poco después de haber sido comprado por el grupo Moll
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LA EMPRESA

Delegación
Cinco redactores y un fotógrafo trabajaban en la Plaza del Mercado.

Cambio de sede
En junio de 1993, la redacción y la administración de El Norte de Zamora se trasladan a la calle San Pablo. En la actualidad trabajan ocho personas, además de los colaboradores.

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El primer número de la edición de El Norte de Castilla de Zamora ve la luz el jueves 20 de agosto de 1992. Al igual que en el caso de Palencia, Zamora era un proyecto perseguido por el diario más veterano de la prensa nacional desde hacía décadas en su afán por llegar al mayor número posible de rincones de Castilla y León, aunque no se hace realidad hasta la inesperada desaparición de otra publicación local casi centenaria, ‘El Correo de Zamora’. El Norte logra ampliar su presencia en la capital y la provincia zamoranas bajo la coordinación de la periodista Teresa García Fueyo, desde noviembre del 2000 redactora jefe de Fin de Semana en Valladolid, a quien sucedió como delegada en Zamora Mar Domínguez.
Aunque la edición estaba prevista en un principio para primeros de 1991, El Norte había decidido aplazar su lanzamiento porque en agosto de 1990 el grupo de editores del periódico zamorano, a propuesta de su socio y representante, Gonzalo Sánchez Roca, inicia conversaciones con el diario vallisoletano. Fruto de aquellas negociaciones se alcanza un acuerdo de colaboración para que El Norte participe con sus recursos técnicos y económicos en la renovación de las instalaciones, maquinaria y confección de ‘El Correo de Zamora’. Así, del 14 de agosto al 15 de noviembre de 1991, El Norte pone a disposición del diario zamorano sus talleres, los servicios informáticos, de agencias y suplementos especiales. El objetivo no era absorber ‘El Correo de Zamora’, sino participar de forma minoritaria en la sociedad editora. No obstante, poco después, la noticia de la venta de ‘El Correo de Zamora’ a un grupo de comunicación sorprendió a los lectores y a los propietarios de El Norte de Castilla. En efecto, el grupo Moll –propietario de ‘La Opinión’– adquiere el periódico para cerrarlo el 23 de julio de 1992 sin que saliera un solo ejemplar de la rotativa de la Rúa de los Francos.
Para cubrir el vacío informativo dejado por ‘El Correo de Zamora’, El Norte decide retomar el antiguo proyecto de una edición especial para Zamora, confeccionada en Zamora y por periodistas vinculados a la capital o la provincia. Una vez recogido el testigo, la tercera edición de El Norte de Castilla sale al encuentro de los suscriptores y lectores zamoranos. De esta manera, el decano de la prensa diaria española da un nuevo paso en su indiscutible vocación regional con el objetivo de llevar las informaciones e inquietudes de Zamora al mayor número posible de hogares de Castilla y León.
Para la apertura de esta edición, El Norte de Castilla amplía sus instalaciones en el número 7 de la Plaza del Mercado, donde ya existía una pequeña delegación. Al igual que en el caso de Palencia, una línea telefónica ‘punto a punto’ conectaba la delegación con la redacción central de Valladolid para transmitir de forma instantánea las páginas que posteriormente tira la rotativa en el Polígono de Argales. La redacción estaba dotada de seis terminales de ordenador. Al mismo tiempo, el diario ofrece a las instituciones, los empresarios y los particulares la posibilidad de servirse de sus páginas como soporte publicitario. En junio de 1993, la redacción y administración de El Norte de Zamora se trasladan a un nuevo local más amplio en el número 2 de la calle San Pablo, donde se mantienen en la actualidad.

El periódico sigue vivo
En la página 9 de aquel primer número de la edición de Zamora, Teresa García Fueyo destaca que «El Norte se dispone a emprender una nueva etapa en Zamora. No se trata de un proyecto improvisado, aunque haya sido motivado por unas tristes circunstancias que han concluido con el cierre del periódico decano de la provincia». Pese a ello, García Fueyo señala que «los periódicos y el periodismo siguen vivos y el decano de la prensa nacional coge el relevo en esta carrera en la que no habrá empujones, ni zancadillas, ni rencillas, ni comadreo ni patriotería hueca». Para concluir, la periodista añade que «esta obra supone una suma de voluntades en la que no intervienen sólo una redacción, ni una empresa. Los protagonistas serán los lectores y, en definitiva, Zamora. En ella y para ella trabajará este periódico con el único compromiso de cumplir su única función: ser un vehículo de los intereses de la provincia. Y en ello estamos.»

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Antigua Redacción de Segovia. El redactor Miguel Ángel López, en la primera redacción de El Norte de Castilla de Segovia, ubicada en un piso de la Plaza Mayor. Era diciembre de 1993.
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desayuno con el norte de segovia
Nieves caballero
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La mañana del 20 de diciembre de 1992 sale al encuentro con los lectores el primer número de El Norte de Castilla de Segovia, como fruto del acuerdo firmado con la sociedad editora Tabloide
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LA EMPRESA

Delegación
Estaba ubicada en un piso del número 13 de la Plaza Mayor, y en ella trabajaban siete redactores y un fotógrafo.

Cambio de sede
Diez personas componen la actual plantilla. La sede está en el primer piso del número 2 de la Travesía del Doctor Sancho.

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El domingo 20 de diciembre de 1992 los segovianos encuentran en los quioscos el primer número de El Norte de Castilla de Segovia para poder estar al día de las noticias de su ciudad y provincia y del resto del mundo delante de un café con leche. De esta manera, El Norte se convierte en el primer periódico segoviano en salir al encuentro de los lectores desde por la mañana, frente a ‘El Adelantado’ que era vespertino y que se ve obligado a modificar sus costumbres para no ir a la zaga de la recién nacida publicación. Esta cuarta edición del diario castellano nace como fruto del acuerdo suscrito por la sociedad segoviana Tabloide, formada por los periodistas Angélica Tanarro, Javier Aguiar, Miguel Ángel López y Fernando Aranguren, y la empresa editora del rotativo vallisoletano.
«No es un periódico de Valladolid, sino de Segovia y para los segovianos», destacó el presidente del Consejo de Administración de El Norte de Castila, Alejandro Royo-Villanova, en el acto de presentación celebrado el jueves anterior en el histórico Torreón de Lozoya, una fiesta a la que acudieron las principales autoridades de la capital y la provincia, así como destacadas figuras de los ámbitos de la economía, la cultura y el deporte de Segovia. Cerca de doscientas personas se dieron cita para arropar el nacimiento del nuevo diario, entre ellas el escritor vallisoletano Miguel Delibes.
La cuarta edición del diario veterano de la prensa española no aparece con la intención de competir con ‘El Adelantado’, decano de la prensa provincial, sino principalmente para ganar posiciones frente a los periódicos de tirada nacional, ya que incorpora una completa información de noticias de España y el mundo. Del primer número de El Norte de Segovia se imprimen cuatro mil ejemplares para ser distribuidos en todos los puntos de venta de la capital y la provincia. Fue una puesta de largo por todo lo alto.
El acuerdo con los periodistas de Tabloide se alcanza durante una comida en el restaurante Cándido a la que acuden Fernando Altés Villanueva y Miguel Delibes, ambos consejeros del diario más antiguo de España, y Manuel Delibes, su gerente. Desde ese momento, los cuatro periodistas y también empresarios suscriben un contrato con el rotativo vallisoletano para hacer llegar al polígono de Argales las noticias de la capital y la provincia cada día.

Revolución informativa
Los protagonistas de aquella aventura empresarial y periodística recuerdan que la salida a la calle de El Norte de Castilla de Segovia fue un auténtico revulsivo en el plano de la información municipal. En esos momentos, «los medios de comunicación eran demasiado complacientes con el poder», en palabras de Angélica Tanarro –hoy redactora de Vida y Ocio en Valladolid–, y los propios políticos «se sorprendieron» de ser por primera vez diana de una mirada más crítica de la realidad. Un plantel de colaboradores fijos ayuda a revolucionar también la opinión a la que estaban acostumbrados los lectores. Precisamente a ellos se dirige Angélica Tanarro desde La Elipse, «una nueva ventana-sección» –que toma prestado el nombre de la forma geométrica que dibuja el centro de la Plaza Mayor segoviana– «desde la que nos asomaremos diariamente a lo que pase, no sólo a lo que pase por la calle, sino a lo que nos pase por la mente». En un piso del número 13 de la Plaza Mayor estaba ubicada la primera delegación, que en 1999 se traslada a un local más amplio y cómodo en un edificio moderno, con entrada por la Travesía del Doctor Sancho y cuyas ventanas dan a la céntrica calle Fernández Ladreda, junto al Acueducto.
En 1995, la entrada del Grupo Correo como socio mayoritario de El Norte de Castilla supone la unificación empresarial de las cuatro ediciones (Valladolid, Palencia, Zamora y Segovia) y los cuatro periodistas dejan de ser empresarios para pasar a formar parte de la plantilla del diario, con Javier Aguiar como delegado en Segovia.
Desde hace cinco años, Aguiar trabaja en Valladolid como jefe de sección de Noticias de España, del Mundo y de Economía, mientras que Jaime Rojas es el delegado de Segovia. Diez personas de redacción, administración y publicidad integran la actual plantilla.

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«La solución pasaba por la unión de los periódicos»
manuel delibes setién gerente entre 1983 y 1994
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De su paso por El Norte destaca la puesta en marcha de las ediciones de Palencia, Zamora y Segovia
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Gerente. Manuel Delibes. / Gabriel Villamil

 

MANUEL DELIBES SETIÉN (Valladolid, 1929) fue el último gerente de El Norte de Castilla en la etapa en la que el diario estaba en manos de varias familias y participó en su venta al entonces Grupo Correo. El hermano pequeño del escritor, periodista y director, que sigue siendo un «modesto accionista» del diario, guarda gratos recuerdos de una casa en la que «éramos como una familia». Se ocupó de las cuentas entre 1983 y 1994 y apunta entre sus logros la puesta en marcha de las delegaciones de Palencia, Zamora y Segovia, además de la cadena de distribución. En esos años la plantilla de redacción se multiplicó por cinco, hasta llegar al medio centenar.

–¿Cómo fue su llegada a El Norte?
–Entré para descargar del trabajo de la gerencia a Fernando Altés Villanueva, porque estaba allí todo el día. La verdad es que si de alguien aprendimos todos mucho, yo el primero, fue de Fernando.

–¿Por qué cree se decidió la venta del diario al Grupo Correo en 1994?
–Pienso que la solución pasaba por la unión de los periódicos, como llegó la unión de las compañías de seguros y las fusiones de los bancos. No se podían mantener en España cien o ciento cincuenta periódicos.

–Desde su punto de vista, ¿cómo beneficiaba la incorporación a un gran grupo?
–Uno de los aspectos era la compra de papel, pero también la publicidad.

–¿Qué mejoras recuerda de su época?
–Cuando yo llegué, Fernando Altés Villanueva estaba cerrando la compra de una nueva rotativa (cien millones de pesetas) en Suiza, después se invirtió en la cadena, también procedente de Suiza, y se modernizó la redacción.

–¿Cómo era aquella redacción?
–Entonces solo había máquinas de escribir en una pequeña redacción en la que trabajaban una decena de personas, mientras que cuando me jubilé alcanzaría el medio centenar.

–No había ordenadores.
–Se pasó de la máquina de escribir a los ordenadores y después a otros mejores. La compra de máquinas era continua. Desapareció Foto Castilla porque no nos compensaba trabajar para fuera. También se montó la distribuidora con otros periódicos, hasta ese momento había una treintena de repartidores.

–En su época se montaron las delegaciones en ese afán de expansión regional que siempre ha tenido El Norte de Castilla.
–Montamos las delegaciones de Palencia, Zamora y Segovia, y se pensó en seguir la expansión por el resto de las capitales de provincia, pero era complicado porque ya había periódicos fuertes.

–¿Cómo surgió aquella iniciativa?
–Alejandro Royo-Villanova, el presidente del Consejo de Administración, me encargó que me ocupara de ello porque tenía mucho interés en que empezáramos a vender en toda Castilla y León. Llegamos a tres capitales y provincias porque en León, Burgos y Salamanca había periódicos fuertes.

–En Palencia ya había un periódico.
–Pero salía por la tarde y nosotros llegábamos por la mañana, con lo cual el ‘Diario Palentino’ no lo leía nadie.

–¿Se puede decir que su gran obra en la década larga en la que estuvo de gerente fue la puesta en marcha de las tres ediciones?
–No la gran obra, pero quizás lo más destacable fue montar las tres delegaciones y, sobre todo, conseguir que la venta de periódicos se pudiese realizar por la mañana con trenes, coches o furgonetas.

–El Norte cumple 150 años. ¿Cómo ve el periódico?
–Impresiona, yo he cumplido 77 años y estoy hecho un asco, pero El Norte está fantástico, ya me gustaría estar como él.

–¿Qué le desea?
–Pues que continúe porque ha aguantado durante muchos años, que ya tiene mérito, y puede seguir aguantando.

–¿Qué recuerda de su época?
–Tengo muchos recuerdos y muchos amigos porque fuimos bastante amigos todos, los operarios, los redactores…

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Más espacio y luminosidad. Los redactores en la nueva sede de la calle Vázquez de Menchaca.
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Cambio de dueños
Nieves caballero
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Los accionistas de el diario decano de la prensa española deciden unirse al Grupo Correo, hoy Vocento, en una década en la que El Norte de Castilla se traslada a su actual sede de Vázquez de Menchaca
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Junta histórica. Los accionistas aprobaron la entrada del nuevo socio en una junta que se celebró el lunes 21 de marzo de 1994, en el patio de la sede de Duque de la Victoria.

 

 

LA EMPRESA

Sede social
El diario se traslada en 1995 a la calle Vázquez de Menchaca del polígono de Argales.

Inversiones
300 millones de pesetas para adecuar las instalaciones en el polígono, adonde se trasladaron la redacción, la administración y el taller junto a la rotativa.
50 millones en el nuevo sistema informático.

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Casi al finalizar esta década, los propietarios de la sociedad editora de El Norte de Castilla hoy sesquicentenario llegan a un acuerdo con el Grupo Correo –hoy Vocento–, en virtud del cual desaparece la hegemonía familiar que se había mantenido a lo largo de su historia. Al frente del Consejo de Administración del periódico permanecía desde 1970 Alejandro Royo-Villanova y Payá, mientras que el gerente era Manuel Delibes Setién desde 1983. El 29 de septiembre de 1993, un siglo después de que los jóvenes Santiago Alba Bonifaz y César Silió Cortés protagonizaran la primera gran modernización del diario decano de la prensa española, El Norte de Castilla daba cuenta en sus páginas de las negociaciones que mantenía el Consejo de Administración con el Grupo Correo. Cinco meses más tarde, en marzo de 1994, los accionistas del decano de los diarios españoles deciden unirse al mayor grupo español de prensa regional. Para llevar a cabo dicha operación y liberar la venta de acciones, los entonces propietarios modifican los estatutos de la empresa. La sociedad Comeresa, del Grupo Correo, se compromete a adquirir entre el 51% y el 75% de las acciones de El Norte. El presidente del Consejo de Administración, Alejandro Royo-Villanova, señalaba entonces que el diario no podía quedar al margen de los cambios técnicos y económicos que estaban provocando las grandes concentraciones de empresas para sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo. Hoy, doce años después, considera que los accionistas no se equivocaron.

Diarios regionales
A finales de esta década, la operación puesta en marcha con el grupo de comunicación vasco llega a buen puerto en condiciones muy ventajosas para los propietarios de las acciones, muchos de ellos trabajadores del periódico. La junta general de accionistas del 21 de marzo de 1994 también aprueba la escisión parcial de su patrimonio social para constituir la sociedad mercantil Edificios Norca SA, única beneficiaria de esta desmembración. Dicho patrimonio estaba constituido por los inmuebles de Fuente Dorada –en la planta baja se ubicaba la librería Lara– y Duque de la Victoria –sede del diario hasta 1995–, en cuya propiedad no entra a participar el nuevo socio. Edificios Norca nacía entonces con el mismo número de acciones y un activo de 841 millones de pesetas.
En ese momento, el Grupo Correo poseía la mayoría del accionariado de los diarios regionales ‘El Correo Español’ (con sede en Bilbao), ‘Diario Vasco’ (San Sebastián), ‘La Verdad’ (Murcia), ‘Ideal’ (Granada), ‘Hoy’ (Badajoz), ‘Sur’ (Málaga), ‘El Diario Montañés’ (Santander) y ‘La Rioja’ (Logroño). En la actualidad, además de El Norte de Castilla, la sociedad editora de Vocento ha sumado a su proyecto de prensa regional a los periódicos ‘El Comercio’ (Gijón) y ‘Las Provincias’ (Valencia) y ha lanzado un nuevo rotativo, ‘La Voz de Cádiz’ (Cádiz). Al mismo tiempo, ha adquirido la cabecera nacional ‘ABC’.

Tres socios importantes
Desde el punto de vista de Alejandro Royo-Villanova, el Grupo Correo hace una oferta porque tres socios que tenían un importante peso en el accionariado de El Norte, uno de ellos octogenario y dos nonagenarios, tomaron la decisión de vender. Se trataba de Fernando Altés Villanueva, Emilio Gómez Orbaneja y José Antonio Rubio Sacristán. Se sentían mayores y, en el caso de Altés Villanueva, seguro que pesó también el hecho de que su hijo, Fernando Altés Bustelo, hubiera muerto en noviembre de 1992, cuando era director del rotativo. «Intenté convencerles de que no vendieran. Era como un hijo para ellos y me decían: ‘No te empeñes, tenemos muchos años, nos vamos a morir, valen una fortuna nuestros paquetes de El Norte y, si vendemos ahora, lo repartimos entre nuestros hijos, y Hacienda no se lleva casi la mitad’», rememora el presidente del diario. Esos accionistas dejaron en manos de Royo-Villanova la elección del futuro socio mayoritario. «Había cuatro grupos completamente decididos a comprar. Yo escogí no la mejor oferta económica, ya que algunos ofrecían un cheque en blanco (si estos dan tanto nosotros damos todo lo que nos pidas más), sino el único grupo de prensa del que yo tenía la garantía de que iba a respetar y a mantener la línea tradicional, liberal e independiente de El Norte de Castilla», explica el que fuera diputado y senador electo por Valladolid, antes de añadir que «desde el punto de vista de la organización, íbamos a pertenecer a otro grupo empresarial fuerte, con todas las ventajas inherentes a ello en compras de papel, publicidad, organización, etcétera».
El presidente del Consejo de Administración del diario considera que la entrada en el hoy grupo de comunicación multimedia Vocento fue fundamental para la modernización técnica y profesional del periódico, aunque el rotativo ya había subido no pocos peldaños en su camino tecnológico. «Creo que tal y como estábamos, con el Consejo que teníamos y con la representación accionarial que había dentro del Consejo, no era posible esa modernización del periódico. Lo que ha salvado la economía profesional del periódico ha sido nuestra permanencia en el Grupo Correo, primero, y Vocento, en la actualidad. Eso es justo reconocerlo, así como creo que hemos perdido personalidad», añade el máximo responsable del Consejo de Administración.

 

Futuro. Manuel Campillo fue el encargado de liderar los cambios empresariales.

 

 

La segunda gran reestructuración
El presidente del Consejo de Administración de El Norte subraya que la segunda gran reestructuración que ha acometido el periódico a lo largo de sus 150 años de historia ha venido de la mano de Vocento, con el traslado de las instalaciones desde Duque de la Victoria, esquina con Montero Calvo, al polígono de Argales. Alejandro Royo-Villanova atribuye al grupo de comunicación regional la apuesta por un organigrama de empresa moderna y la aplicación de todas las nuevas técnicas de gestión. En este sentido, recuerda la gestión del primer director general que tuvo el periódico en su nueva etapa. «Manuel Campillo hizo una labor excelente, excelente. Fue el artífice a la hora de poner al día una empresa que estaba anclada en el pasado veinte años desde el punto de vista empresarial», destaca. «Tuvo las manos libres para hacer dentro del Grupo Correo. Un hombre extraordinario, le debemos el adornamiento empresarial del nuevo Norte. Es justo decirlo», insiste. En efecto, con su desembarco en el rotativo se produce el relevo generacional y el paso de un modelo de gestión familiar a otro más moderno y profesionalizado.
Manuel Campillo Álvarez (Cáceres, 1956) toma posesión de su cargo como director general de El Norte el 13 de junio de 1994, tras aprobarse su nombramiento en el Consejo de Administración el día 4 del mismo mes. Casado y con tres hijas, Manuel Campillo es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Madrid. Fue director general de la Caja Rural de Cáceres y director regional en Valladolid de la Caja de Salamanca y Soria –hoy Caja Duero–. Tras dedicar dos décadas de su vida a la actividad financiera, Campillo daba un giro profesional de noventa grados para gestionar un medio de comunicación. El 30 de enero de 1995, nueve meses después de su llegada, el periódico traslada su sede social desde la calle Duque de la Victoria –un edificio que ocupaba desde 1906– a las modernas instalaciones del polígono de Argales, una nave de nueve mil metros cuadrados en la que se ubicaba la rotativa desde 1970 y que había comenzado a ser adaptada en agosto de 1994. Previamente, desde el mes de septiembre de 1994, la sociedad había adecuado su sistema informático gracias a una inversión de 50 millones de pesetas –300.000 euros–, mientras que en noviembre creaba su propia área comercial para gestionar directamente la publicidad, de la que hasta ese momento se había ocupado una empresa externa. El 31 de enero de 1995, veían la luz los primeros ejemplares que habían sido confeccionados el día anterior en la sede del polígono de Argales.
En el suplemento extraordinario de 80 páginas que el diario regaló a sus suscriptores y lectores el 26 de marzo de 1995, el director general justificaba el cambio de sede. «Las nuevas necesidades y requerimientos técnicos hacían imposible nuestra continuidad en el edificio de Duque de la Victoria», señalaba Manuel Campillo, antes de explicar que la sociedad mercantil había invertido más de trescientos millones de pesetas (1,8 millones de euros) para acondicionar las instalaciones de la calle Vázquez de Menchaca, a las que se trasladaron la redacción, la administración y los talleres junto a la rotativa. En aquel suplemento, el presidente de la sociedad mercantil, Alejandro Royo-Villanova, felicita a El Norte y a sus empleados por el nuevo paso histórico hacia el futuro. Tanto Alejandro Royo-Villanova como el escritor Miguel Delibes recuerdan esa placa que han conocido generaciones y generaciones de trabajadores del diario en la que se reproducen las palabras de Santiago Alba cuando en 1893 compró el periódico junto a César Silió: «Dios y Castilla permítanle nuevas prosperidades y reformas».
El 1 de julio de 1995, Carlos Roldán San Juan, hasta ese momento director adjunto, es nombrado director de El Norte de Castilla en sustitución de José Jiménez Lozano –hoy Premio Cervantes–, al que le había llegado la hora de la jubilación después de una vinculación de tres décadas con el diario decano de la prensa española.

 

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