Jesús
M. Teja Colpisa.
«Herminio Menéndez
y Juan Antonio San Epifanio, los dos últimos
portadores de la antorcha olímpica,
entraron en el estadio de Montjuic dos
horas y media después de que comenzara
la ceremonia inaugural de los XXV Juegos
Olímpicos de la era moderna.
El desfile —que comenzó a
las 20.55— fue precedido por un
espectacular montaje escénico que
simbolizaba la historia de la cultura
mediterránea y los orígenes
de la ciudad de Barcelona. La danza, el
colorido, la luz y la música se
sucedieron hasta el momento de la aparición
de las 172 delegaciones que participarán
a partir de hoy en los Juegos Olímpicos,
destacando la presencia de las nuevas
repúblicas de Croacia, Eslovenia
y Bosnia-Herzegovina, así como
Suráfrica, tras un boicot que ha
durado treinta años.
La primera en desfilar fue la delegación
griega, cuna del olimpismo a lo largo
de la historia.
España recibió la ovación
de la noche cuando, a las 22.03, apareció
en el recinto. Como estaba previsto, el
príncipe Felipe portaba la bandera
nacional al frente de la delegación
española, la última en aparecer
para completar los 12.000 participantes.
El momento deseado por los 65.000 espectadores
presentes en el Estadio Olímpico
se produjo cuando se apagaron las luces
y entró la llama olímpica.
En el último relevo, Epi dio media
vuelta a la pista, corrió entre
los atletas y con una ensordecedora ovación,
se dirigió a la plataforma en la
que le esperaba Antonio Rebollo, arquero
madrileño ganador de dos medallas
en los Juegos Paralímpicos. Era
la primera vez que un arquero encendía
con una flecha el fuego. Su precisión
fue absoluta. La saeta se elevó
sobre el pebetero y, tras realizar un
cerrado arco, cayó sobre él.
La llama prendió al instante.
Alfredo Kraus, Montserrat Caballé,
José Carreras, Plácido domingo,
Juan Pons, Jaime Aragall y Teresa Berganza
pusieron la nota lírica de la ceremonia,
mientras que la escénica corrió
a cargo de Cristina Hoyos, rodeada de
un montaje inmenso que cubría toda
la superficie del estadio y que fue presenciado
por unos 3.500 millones de espectadores
de todo el mundo a través de la
TV.
Tras las palabras de Pascual Maragall,
Juan Antonio Samaranch cedió el
testigo al Rey Juan Carlos que declaró
abiertos los Juegos de la XXV Olimpiada,
exactamente a las 22.20 horas.
[...] La ceremonia fue contemplada en
directo a través de televisión
por 3.500 millones de espectadores, más
de la mitad de la población mundial.
La ausencia de incidentes de consideración
fue otro de los factores a destacar. El
himno de España fue saludado con
una ovación, en contra de todas
las previsiones. Los Reyes de España
accedieron al Estadio mientras sonaba
‘Els Segadors’, himno catalán,
seguido del himno nacional. Don Juan Carlos
recibió una gran ovación
al declarar inaugurados los Juegos y la
presencia en la pista del equipo olímpico,
con el Príncipe Felipe portando
el estandarte, fue acogida con entusiasmo.
Casi todos comprendieron que estos son
los Juegos de Barcelona, Cataluña
y España.
A lo largo de todas las actuaciones predominaron
los colores mediterráneos, el rojo,
el azul y el amarillo. La ceremonia se
abrió con la aparición de
fanfarrias, gigantes de colores y cientos
de figurantes. Se formó la palabra
«Hola» y el logotipo olímpico.»
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