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05/06/06

|Manuel Saravia| Arquitecto y profesor de urbanismo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valladolid

«Con el urbanismo actual no se puede ser optimista»

Manuel Saravia repasará en el Aula de Cultura de El Norte de Castilla el urbanismo que, de siglo y medio para acá, ha configurado la ciudad de Valladolid

Manuel Saravia, ayer, en el centro de Valladolid. / R. OTAZO

E. S. Escribano / Valladolid


Coordinó los trabajos del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid de 1996 y es arquitecto y profesor de Urbanismo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad vallisoletana. Manuel Saravia (Valladolid, 1953) será el encargado de conducir a los asistentes al Aula de Cultura de EL NORTE a través del último siglo y medio de ciudad. La cita será a las 20.00 horas, en la sala de Las Francesas, dentro del ciclo de conferencias de celebración del 150 aniversario del periódico. Después, habrá coloquio.

–¿Qué decisiones urbanísticas han cambiado la ciudad en estos 150 años?
–Por ejemplo, el proyecto de saneamiento de Uhagón, de la primera década del siglo XX, que todavía está en uso, los polígonos municipales de vivienda de la postguerra y, recientemente, el acondicionamiento de las riberas del Esgueva.

–Usted se ha mostrado partidario de mantener el tren en superficie, integrado en la ciudad, ¿sigue prefiriéndolo al soterramiento?
–Lo veo clarísimo y no es por tozudez. Es una cosa que no se ha discutido. Hay mil soluciones de integración, pero creo que somos cuatro los que pensamos así. Es una cuestión decidida y asumida, pues adelante.

–Y una vez decidido, ¿qué supone el soterramiento para un urbanista?
–Puede ser una operación muy buena, pero viene ya forzada. Hay que sacar una rentabilidad determinada y los costes que hay que sufragar son tan elevados que se corre el riesgo fracasar y de tener que buscar soluciones que dejen a la ciudad hipotecada muchos años. Aquí estamos muy acostumbrados a ver propuestas faraónicas fracasadas.

–¿Por ejemplo?
–Ahí está la Catedral, que es un trozo espantoso con remiendos. La torre, el Corazón de Jesús, una puerta de Chueca, en fin... El Alcázar de Cristo Rey, la Ciudad Militar, la Ciudad Deportiva, la Ciudad Universitaria, de la que queda el seminario junto al río, ahora la Ciudad de la Comunicación. Yo desconfío.

–Durante este siglo y medio, ¿qué épocas han marcado el urbanismo de Valladolid?
–Hay luces y sombras, momentos interesantes y tenebrosos y esto no es siempre matemático. Me parece un periodo estupendo el de los años ochenta. Por hacer más cosas no es mejor urbanismo. En los años sesenta y setenta se construyó una enorme cantidad de ciudad y la herencia no ha sido buena y es posible que vaya a pasar igual con estos años de principios del siglo XXI.

–¿Valladolid es una ciudad saludable?
–No. Es una ciudad muy bien comunicada, con servicios, se vive muy bien; ahora, podía ser infinitamente mejor. Todo el disparate que se hace con los coches, con multitud de aparcamientos, alguno rescatado de 1970, en el corazón de la ciudad, es un disparate. El tráfico echa a perder la ciudad.

–¿El crecimiento del alfoz beneficia al ciudadano o se crean espacios para pernoctar y no para vivir?

–Nos lleva a un callejón sin salida. La población no crece, se redistribuye. Hay verdaderos barrios ‘al sol’, secándose, abandonados. Las áreas nuevas se hacen sin planificación lógica. Resulta que soterramos el tren porque es una barrera y se construye al otro lado de la Ronda Exterior. ¿No es una barrera? Más que el tren y además se va a pagar con dinero público y no por quien se va a beneficiar.

–Es usted bastante crítico con las planificación actual.
–Sí, soy crítico. Me parece que se ha retrocedido, aunque naturalmente hay cosas que mejoran, pero con el tono de este urbanismo no se puede ser optimista. Desde luego, está dando lugar a un negocio inmenso, pero para quien no tiene nada que ver con los negocios inmobiliarios estamos en un periodo triste.

–¿Quedará algo que ordenar cuando se apruebe la futura Ley de Directrices de Ordenación del Territorio que aún no se ha presentado en las Cortes?
–Pues poco, pero siempre ha pasado así. Se construye en momentos de expansión y cuando la cosa baja, se ordena.

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