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José
Carlos Brasas Egido posa ante los carteles anunciadores
del periódico que se muestran en la exposición
de Las Francesas. / G. VILLAMIL |
ANGÉLICA TANARRO/VALLADOLID
EL NORTE DE CASTILLA abrió
la primera sala de exposiciones que tuvo Valladolid.
Era el año 1893. Hasta entonces los artistas
exponían sus obras en los escaparates de los
comercios de las calles principales, como la calle Santiago.
Lo cuenta José Carlos Brasas Egido, catedrático
de Historia del Arte en la Universidad de Salamanca,
y anteriormente profesor titular en la de Valladolid.
Él protagonizará la próxima conferencia
del ciclo que conmemora los 150 años del periódico
en el marco de la exposición que sobre la historia
del diario se muestra en la sala de Las Francesas. Brasas
Egido hablará sobre '150 años de actividad
artística a través de El Norte de Castilla:
la pintura y la escultura en Valladolid'.
-¿Cuál fue el papel de esa sala?
-Tuvo una vida efímera. Pero mientras estuvo
abierta, en el mismo local que ocupaba el periódico,
no solo expusieron artistas vallisoletanos. También
estuvo abierta a a las obras que llegaban de Madrid
y otras ciudades. Después tuvo mucha importancia
en el plano institucional la sala de exposiciones del
Colegio de Santa Cruz, gracias al impulso de un rector,
Cayetano Mergelina, que la convirtió en pionera
en exponer a grupos de vanguardia como el Pascual Letreros
o artistas como Capuletti.
-150 años es un tiempo muy largo. ¿Qué
momentos destacaría como más importantes
en la actividad artística vallisoletana?
-Hay tres momentos muy destacables, en los que basaré
mi conferencia. El primero abarca los años de
la II República. En el comienzo de los años
30, se produce un despertar artístico y literario
en Valladolid. Es un momento brillante que queda reflejado
en EL NORTE. Supone la incorporación del arte
vallisoletano a la modernidad, a las corrientes más
innovadoras. Son los años de la presencia de
un artista como Cristobal Hall, que crea en torno suyo
una especie de escuela de artistas importantes. Son
nombres como Mariano de Cossío o Sinforiano de
Toro. También la presencia en Valladolid de una
artista tan relevante como Ángeles Santos, que
sorprende a todos con sus cuadros surrealistas, como
'Un mundo', que tanta repercusión tuvo en Madrid.
En esta etapa el Ateneo tuvo una labor importante de
apoyo a pintores y escritores.
-La Guerra supuso un corte.
-Sí. tras el paréntesis de la Guerra
Civil, en la posguerra, se da una corriente neoacadémica,
de corte tradicional y arte figurativo. Pero en la mitad
de los cuarenta, y ese sería el segundo momento
importante del periodo, surge la primera vanguardia
vallisoletana: aparece el grupo de pintores y escultures
que se agrupa bajo el nombre de Pascual Letreros. El
grupo conecta con el constructivismo de Joaquín
Torres García. Son años renovadores que
suponen un revulsivo para una sociedad tan tradicional
como la de esos años.
-¿Cuál es el tercer punto de
inflexión?
-En los sesenta empieza una nueva etapa floreciente
que se sitúa en torno a la apertura de la galería
Castilla, en 1962. Luego, en 1966, abre Jacobo, otra
galería en torno a la cual se reúnen los
pintores más innovadores de ese momento. Son
el Grupo de Simancas, que engloba a Cuadrado Lomas,
Gabino Gaona, Jorge Vidal o Domingo Criado. Ellos retoman
la tradición del paisaje pero con un enfoque
geometrizante o expresionistas, abierto a la modernidad.
-¿Qué papel jugó El Norte
en cuanto a la promoción del arte?
-Hasta finales del siglo XIX son escasas las referencias
y las noticias sobre la actividad artística.
Es a partir de los años veinte del siglo pasado
cuando surgen en el panorama artístico personajes
importantes como Anselmo Miguel Nieto, Aurelio García
Lesmes o Eduardo García Benito -que fue el más
internacional de los artistas españoles- cuando
el periódico se hace eco puntualmente de sus
éxitos. Por ejemplo, Santiago Alba, propietario
del periódico fue mecenas de García Benito.
También jugó un papel muy importante en
la difusión de la actividad de dibujantes, cartelistas
e ilustradores, como García Benito, José
Loygorri Pimentel o Gregorio Hortelano ('Geache') cuyas
caricaturas aparecían en el diario. También
convocó un concurso nacional de carteles anunciadores
del periódico en el que concursaron más
de doscientos carteles procedentes de toda España.
Lo ganó Rafael de Penagos. Por otra parte, el
Suplemento 'Artes y Letras', en torno a 1955, hizo una
labor importante de difusión con críticos
como Enrique Gavilán o Antonio Corral Castanedo.
Disociación
-La separación que aún hoy se
percibe entre el público y el arte de vanguardia,
¿era igual en otras épocas?
-Esa desconexión entre los artistas más
innovadores y el gran publico ha existido siempre y
lo han sufrido los artistas de vanguardia vallisoletanos.
El público acepta mejor la figuración
tradicional, quizá porque el arte de vanguardia
requiere un mayor esfuerzo de contemplación.
Por ejemplo, los integrantes del grupo Pascual Letreros
fueron constante objeto de burlas. Su obra no se tomaba
en serio. Algo parecido le ocurría a Capuletti
y su arte surrealista de corte daliniano.
-¿Qué ocurría en el campo
de la escultura mientras tanto?
-Valladolid se incorpora en el último cuarto
del siglo XIX a la realización de monumentos
y esculturas públicas. En los años 60
aparecen escultores destacados como José Luis
Medina, Antonio Vaquero, Lorenzo Frechilla o Rafael
Sanz. La instalación en 1982 de la escultura
de Chillida 'Lo profundo es el aire' es un punto de
inflexión. Valladolid se incorpora a un nuevo
concepto de escultura pública más allá
de la figuración.
-¿Cuál es, según su opinión,
el momento que atraviesa el arte en Valladolid?
-Durante los años ochenta y noventa se han vivido
momentos de crisis con el cierre de galerías
y la crisis del mercado del arte en general. Pero al
mismo tiempo ha surgido una nueva forma de mecenazgo
a través de las salas institucionales, tanto
municipales, como provinciales y regionales, y de museos
como el Patio Herreriano o el de la Fundación
Gabarrón, que están dando cabida a muchos
artistas. Es un buen momento porque han aparecido grupos
de jóvenes que se incorporan a lenguajes muy
diversos desde el hiperrealismo al arte conceptual y
que pueden ser la salida a esa crisis.
-¿Destacaría algún nombre?
-No. Preferiría no destacar ninguno.
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