
La Sala del Agua, donde se mostrará
su ciclo integral y se explicará
la navegación por medio de una serie
de experimentos. /A. E. Caño

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Dentro
de las exposiciones permanentes, en la planta
sótano primero, el público
que acceda a ella podrá encontrar
la Sala del Agua, una sección donde
se mostrará, tanto su ciclo integral,
desde la captación hasta la devolución
al medio, como los principios físicos
y sistemas tecnológicos utilizados
para su aprovechamiento por el hombre.
La
sección se estructura a través
de un cauce de agua, procedente de una cascada
–el caudal se desliza suavemente por
una superficie desplazada respecto a la
vertical, cuya parte posterior se empleará
como pantalla para proyectar una audiovisual
sobre el ciclo integral del agua–.
Dos ruedas, una de tipo hidráulico
y otra tipo turbina, son las encargadas
de generar energía, mientras que
un tornillo de Arquímedes extrae
del agua del cauce y la eleva hasta el punto
más alto, por donde circula hacia
el experimento dedicado a la potabilización.
Un
minicircuito paralelo al cauce del agua
presenta las fases de las que consta el
ciclo integral: captación, potabilización,
distribución, consumo, saneamiento
y depuración.
A
su vez, en esta sección se explicará
la navegación a partir de dos experimentos:
el primero, centrado en describir la flotabilidad,
emplea el artilugio denominado ‘diablillo’
de Descartes; y el segundo reproduce a pequeña
escala un sistema de esclusas para salvar
un desnivel. En esta sala también
se resalta el funcionamiento de la Estación
Depuradora de Aguas Residuales (EDAR).
Anatomía
El
Museo de la Ciencia también dedica
una sección al cuerpo humano y trata
de poner de relieve la igualdad de la anatomía
de los hombres, de tal forma que en el umbral
de acceso a esta exposición recibe
al visitante una escultura humana asexuada,
que posee una ventana en el tórax
a través de la cual se ve un corazón
realista latiendo y la cara en relieve que
habla y se va transformando de raza y sexo.
Al
fondo, un mosaico de fotografías
multiétnicas se mezclan con instantáneas
de los visitantes según van entrando.
El recorrido se prolonga a través
de módulos inspirados en las diferentes
partes del cuerpo humano.
Con
el corazón a modo de ejemplo, la
instalación recordará en su
parte externa a las formas cardíacas,
a cuyo interior los visitantes pueden acceder.
Y una vez dentro, un sistema de proyecciones
a ambos lados de un pasillo central representará
los movimientos de sístole y diástole,
acompañadas por la emisión
sonora de los latidos y la transmisión
de las vibraciones que provocan. En la otra
mitad del corazón se proyectarán
imágenes de actividades que hacen
cambiar el latido del corazón, sincronizando
el sonido con dicha actividad.
A
esta instalación le acompañarán
un conjunto de propuestas que permitirán
a los visitantes conocer mejor el corazón.
Entre ellos, un simulador de este órgano
vital y del sistema cardiovascular humano,
con cambios en los parámetros vitales
sobre un soporte que reproduzca el resto
de partes del cuerpo y la anatomía
humana sobre la que interviene.
Los
humanos y el medio
En
el mismo sótano, ‘El cerebro:
percepción, información y
conocimiento’ pretende analizar la
relación del ser humano con el medio.
Para ello, considera las formas mediante
las cuales es capaz de captarlo y conocerlo,
examinando los procedimientos mediante los
cuales las personas reciben y procesan la
información que les transmite el
entorno.
Hay
que tener en cuenta que nuestros sentidos
no son elementos que reproducen fielmente
lo que existe en el exterior, por lo tanto,
la información que llega a nuestro
cerebro no va a coincidir, exactamente,
con lo que emite el exterior, sino que,
únicamente, será una ‘versión’
más o menos modificada de aquella.
Así,
la percepción se tiene que presentar
encuadrada entre dos aspectos: el de la
influencia de las condiciones del medio
y el relacionado con las limitaciones de
captación de los propios sentidos.
De
esta forma, el módulo consiste en
un gran cerebro, en cuya superficie exterior
van incrustados cinco reproductores que
mostrarán, respectivamente, las imágenes
correspondientes al tipo de información
que recibe cada sentido.
Cada
reproductor estará conectado a un
dispositivo receptor –el sentido correspondiente–
y éste al objeto o hecho exterior
del que procede la información. Por
lo tanto, el módulo constará
de cinco conjuntos o submódulos,
en función de los sentidos del ser
humano: vista, oído, olfato, gusto
y tacto.
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