La Sala Interactiva y las nuevas tecnologías multimedia
Entre sus contenidos, destaca la ‘Pirámide interactiva. Proyecto Alpha’, que reúne los contenidos del Museo de la Ciencia en un área provista de dos ordenadores
 


Imagen espectacular de la Sala Interactiva, una de las que más atraerá la visita del público. /A. E. Caño

A través del vestíbulo general de la planta baja o por las escaleras del fondo sur del primer sótano se accede a la Sala Interactiva, un espacio cúbico de 210 metros cuadrados de planta y 80 de entreplanta. Su construcción responde a la necesidad de crear un centro de recepción e interacción de noticias, eventos y consultas a través de las nuevas tecnologías multimedia, que pueda ser utilizado por los visitantes del museo.

En esta sala se encuentra la ‘Pirámide interactiva. Proyecto Alpha’, que reúne los contenidos del Museo de la Ciencia en un área que irá provista de dos ordenadores, desde los cuales el visitante tendrá acceso a la ‘site-web’ de la escultura –la web, aunque está conectada a la del museo, será autónoma–. Además de las informaciones correspondientes a la construcción y desarrollo de la escultura, el público dispondrá de un sistema de manipulación de las cámaras web integradas en la estructura Alpha, que podrán ser accionadas por internautas de otras partes del mundo, y tendrá la oportunidad de visitar otras webs de características similares.

Y con la intención de integrar las islas del río Pisuerga con el Museo de la Ciencia, en su planta baja se ha creado un observatorio televisual, con cámaras de observación situadas frente al propio museo, dirigidas a distintos puntos seleccionados como zonas de anidamiento de las diversas especies de aves de estancia fija o temporal. Las imágenes se visualizarán a través de monitores de televisión instalados en la sala y las cámaras serán manipuladas con unos ‘joystick’, con zoom incorporado para una observación más detallada.

Punto de consulta
En la misma sala, el museo cuenta con una biblioteca interactiva y virtual, que se configura como punto de consulta de las páginas web de los diferentes museos del mundo, a las que actualmente se puede tener acceso, así como bibliotecas, revistas y prensa.

Su aspecto formal vendrá dado por la instalación de más de 20 PCs, todos ellos conectados a Internet y colocados en un soporte alargado con asientos individualizados.

Las normas del museo establecen que los visitantes no podrán consultar páginas que no tengan nada que ver con la intencionalidad de la propia biblioteca.

Y para su utilización, los responsables del museo establecerán una fórmula para el uso correcto de la biblioteca virtual –tarjetas magnéticas, códigos en las entradas, contraseña de amigos del museo, etcétera–.

 

Sala compuesta por diversos ordenadores. /A. E. Caño
Salas con ordenadores y un simpático robot

En la planta sótano primero se encuentra el robot interactivo, que dispone de capacidad de percepción y movimiento, capaz de desplazarse de forma autónoma por la sala principal de la exposición permanente e interaccionar con los visitantes.

La misión del robot consistirá en realizar recorridos por los espacios habilitados al efecto, siguiendo una determinada agenda. Realizará presentaciones sobre su funcionalidad y otros contenidos multimedia del museo.

El robot también es capaz de detectar personas a distancia, evitar obstáculos en su trayectoria y determinar cuándo necesita recargar baterías, operaciones que se realizarán sin intervención humana.

Su cabeza va equipada con una serie de dispositivos servomotorizados que le permiten dirigir la mirada hacia diferentes lugares y mostrar estados de ánimo. Incorpora una cámara de vídeo para ver el entorno. Su cuerpo es una plataforma motorizada con cuatro ruedas y un sistema de control.