El
tripartito y la reforma estatutaria catalana protagonizan
gran parte de la política española
Un referéndum, unas elecciones y
un nuevo Estatuto han eclipsado toda la gestión pública
de la comunidad a lo largo del año
J. A. /Valladolid
Inevitablemente unido al proceso de redacción y aprobación
del Estatuto catalán se fueron produciendo a lo largo
del año que hoy termina una serie de acontecimientos
prácticamente eclipsaron la política catalana
y que, inevitablemente, adquirieron un gran protagonismo en
el debate político nacional.
Los excesos nacionalistas de Pasqual Maragall sacaron de sus
casillas a los líderes populares y a más de uno
socialista, incluido el propio jefe del Ejecutivo catalán.
La gobernabilidad del primer tripartito, con una Esquerra Republicana
caminando por su propia vía al margen de sus compañeros
de gobierno, fue un pretexto perfecto para las críticas
de la oposición.
De hecho, fue motivo de algún escándalo, como
el de las cuotas que cobraba a sus afiliados directamente de
las nóminas oficiales, que acabaron en crisis.
En el mes de enero CiU y PSC llegan a un acuerdo sobre el ‘Estatut’
que pone a Esquerra Republicana de Catalunya en la picota; en
marzo el Congreso aprueba el texto contra el que el PP presenta
un recurso de inconstitucionalidad; mayo ERC sale del Ejecutivo
autonómico; en junio el PSE propone a José Montilla
como candidato a presidir la Generalitat; en julio Maragall
anuncia elecciones para noviembre; en junio el Estatuto se aprueba
en referéndum; en agoto el texto entra en vigor.
Reedición
Finalmente, para redondear un año loco y, para muchos,
perdido, en noviembre CiU gana unas elecciones que no le servirán
para recuperar el ansiado gobierno. Una segunda reedición
del tripartito entre socialistas, ERC e ICV daría al
traste con las ambiciones presidenciales de Artur Mas y colocaría
al frente de la Generalitat al socialista José Montilla.
El nuevo presidente catalán prometió en su investidura
que dedicaría su gestión a gobernar. Una buena
noticia para los catalanes si no fuera porque muchos consideran
que para hacerlo cuenta con los mismos mimbres que su antecesor
en el cargo. Las reivindicaciones nacionalistas de sus socios
aún no han cesado.
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